Me sorprende enterarme de que muchos están quejándose de la inseguridad de internet e intentan legislarlo, revisarlo y limitarlo. Argumentan que es por nuestra seguridad y cuidar nuestras bases de datos y huellas cibernéticas. Vayámonos con cuidado. Antes culpaban a los chats y chatrooms. Siempre se escuchó alguna historia de una persona secuestrada o violada, etcétera, por alguien que la engañó en un chat y la siguió en algún parque. Pasó lo mismo con el messenger, luego con los foros, luego con MySpace, después con los blogs y ahora. Facebook y ataques cibernéticos y robo de información, por mencionar algunos. Culpar a las redes sociales y al internet de la inseguridad, me parece es un absurdo. Es un escándalo para quienes no las comprenden, es la “aguja con Sida con la que te pinchan en el cine”, son los caramelos envenenados de Halloween, son los asesinos de una pandilla que andan a la medianoche en un coche sin luces, el frutsi intoxicado y hasta el chupacabras: producto del miedo colectivo promovido por la ignorancia llana y, muchas veces, para beneficiar con la reacción a unos cuantos. ¿Tienen miedo de estar en internet? Entonces, tengan miedo también de contratar televisión por cable o satelital, de tener teléfono, ir al teatro, tener tarjeta de crédito; de la sección amarilla, de los celulares, de las revistas de sociales, del número del seguro social, de las cuentas de banco, de publicar fotografías. Sí, tengan miedo. No vayan a la escuela porque alguien los puede ver con sus amigos. No salgan de vacaciones porque alguien puede enterarse, no coman en restaurantes porque pueden saber qué tienen para comer, no usen el coche para que no vean que pueden comprar uno, no carguen gasolina, no reciban correspondencia que ahí viene su nombre y dirección física. No se asomen por la ventana de su casa, que es muy fácil que afuera haya alguien vigilando. Como verán, uno siempre está expuesto. Cada uno de esos servicios en línea, incluyendo tiendas departamentales y un largo etcétera, cuentan con todos y cada uno de sus datos de dirección, correos, nombre completo, teléfono y más. Lo que no nos dicen es que estar en línea o salir a la calle nos hace vulnerables y que ninguna ley puede protegernos. Al contrario, puede limitar nuestras libertades. ¿Evitarlo? Sí, también es posible. Hay que seguir algunas precauciones, tal y como en la vida real: no te subas al auto de un extraño, no aceptes bebidas de un desconocido, no te inyectes drogas con jeringas de otros... En la vida real y en la virtual, en todo internet hay que saber utilizar las herramientas, eso es todo. Configurar bien su cuenta, no dar clic a enlaces desconocidos, martillen con cuidado, no den datos que no necesiten dar, no se desvistan con las cortinas abiertas y no fumen en una gasolinera. Internet es una herramienta que no es el culpable de la inseguridad, como no hay que legislar la electricidad en casa porque a alguien se le ocurrió meter un tenedor en el enchufe. Atentamente. Un fundador de red en México.
Queriendo legislar internet
