Gastronomía, historia, cultura y arte se encuentran en esta ciudad que es la más poblada de Europa. Dividida, y a su vez unida, gracias al estrecho del Bósforo entre Europa y Asia: entre el mar Negro y el de Mármara, y entre musulmanes y católicos. La antigua Constantinopla tiene de todo para satisfacer al más exigente viajero.
Mezquita Azul o de Sultanahmet
Justo al frente de Santa Sofía se encuentra esta mezquita que se asegura es la más bonita de la ciudad y cuenta con seis minaretes o torres, la única de la ciudad con esta característica, así como por su arte creado a partir de los miles de mosaicos azules procedentes de la ciudad de Iznik que la embellecen.
Construida en 1609 sobre el espacio que ocupaba el Gran Palacio de Constantinopla, así como sobre varios palacios vecinos, culmina la evolución en diseño bizantino, así como se mezcla con arquitectura islámica tradicional, lo que la convierte en la última gran mezquita del periodo clásico otomano.
El Gran Bazar
Es de los bazares más antiguos, pues data de 1455, cuenta con 64 pasillos y cuatro mil tiendas en las que se encuentran especias, souvenirs, joyas y antigüedades.
Recorre el Bósforo
En la ciudad hay barcos o lanchas en varios presupuestos. Recorrer el Bósforo en medio de dos continentes, y con grandes vistas es algo que no debes perderte. Si reservas en algún restaurante de la zona, el yate puede dejarte en el sitio al fin del recorrido.
Te sugerimos hacerlo por la tarde para admirar el paisaje de día.
Palacio Topkapi
Este conjunto de edificios rodeados por una muralla bizantina, fue el centro administrativo del imperio otomano, ordenado por el sultán Mehmed II en 1495.
Su arquitectura es seglar turca, con cuatro patios y un harén que era mandado y ordenado por la madre del sultán.
Cuando alguna concubina era solicitada, recibía una joya, sin importar para qué era llamada; guardaban el presente, pues en caso del fallecimiento del sultán o si ocurría una conquista, ellas tendrían un sustento.
Las concubinas eran las mujeres más sabias y educadas de Turquía; cuando un sultán ya no se interesaba en alguna, los ministros podían tener nupcias con ellas.
Otro atractivo del lugar es el diamante Kasikci, expuesto en la sala
de Tesoros. Es el más famoso e histórico de los diamantes por sus 86 quilates. Se cuenta que esta joya fue intercambiada por parte de una doncella del Palacio con un mercader por una cuchara de plata.
La ahora mezquita de Santa Sofía
Este monumento dedicado a la Divina Sabiduría, y que fue la de mayor superficie por casi mil años, tiene una gran historia. En su origen, en 537 y hasta 1204, fue una basílica ortodoxa bizantina. De 1204 a 1261 se convirtió en una catedral católica; de 1261 a 1453 una vez más fue basílica ortodoxa, y de 1453 a 1931 se convirtió una vez más en mezquita hasta que en 1935 fue reinaugurada como un museo. Pero en 2020 fue convertida una vez más en mezquita.
Por fuera, sus cuatro minaretes o torres te invitan a entrar a este espacio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Al visitarla deberás retirar tus zapatos para pisar las alfombras dedicadas al rezo. Ingresa y no pierdas de vista su cúpula bizantina que se dice cambió la historia de la arquitectura. También encontrarás bajo su base circular grandes medallones con elementos islámicos, el minbar desde donde se ofrecen las ceremonias elaborado con mármol.
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