No tengo las palabras para escribir todo lo que pasa por mi cabeza. Me siento triste al saber que la democracia ya no existe, que la sociedad está enferma y que los valores cívicos se están perdiendo.
No entiendo quién podría votar por una persona que ha demostrado ser misógino, racista, impulsivo, extremadamente visceral, grosero, intolerante, clasista y fatalista. Por una persona que ha sido acusado públicamente de acoso sexual y fraude (varias veces se declaró en banca rota para no pagar a sus proveedores. De ahí que se haya hecho millonario, por robar y mentir). No entiendo por qué la gente lo apoya cuando cumple perfectamente con todas la características de lo que no se debe hacer ni ser para gobernar. Trump demostró ser la persona menos indicada para convertirse en la cabeza de los Estados Unidos y, aún así, la gente se identificó, confió, apostó y votó por él. Eso sólo nos demuestra que, por desgracia, la mayoría de las personas (incluyo a todos los latinos que votaron a favor de él), son iguales o peores que Donald Trump. Todas esas personas, sólo necesitaban a alguien que los representara de forma pública y a nivel nacional e internacional, para expresar y llevar a cabo los deseos que ya tenían en mente.
Confían en que Donald Trump tiene la experiencia para levantar la economía de los Estados Unidos por las empresas y la fortuna que presume tener, pero lamento informarles que no es así. A los negocios no les hace gracia los presidentes provocativos que alteran a la gente, porque a los grandes negocios les gusta lo que es predecible y estable. Por ejemplo, para la bolsa es importante saber la posición del presidente y con Donald Trump esto es imposible.
Como cualquier show, al principio el rating que la presidencia de Donald Trump tendrá, será muy elevado. Pero con el tiempo (y esperemos que con algo de ayuda del congreso) la gente se va a aburrir de él, porque se darán cuenta de la farsa que hay detrás, de las mentiras y de las consecuencias tan graves que sus acciones tienen sobre el país y sobre las relaciones con los países extranjeros. Me duele saber que hoy, el odio, la homofobia y el racismo de millones de personas, marcan un nuevo camino, lleno de divisiones, que por desgracia a muchos inocentes les va a tocar caminar.
En cuanto a México, creo que está en nuestras manos tomar esta nueva crisis como un reto que nos permita independizarnos y romper con el conformismo que nos ha esclavizado a nuestro país vecino, que nos ayude a comprender que la victoria del populismo es consecuencia de las políticas de desigualdad que existen desde hace años y, sobre todo, que nos permita dejar de mirar al norte, porque ahí no está nuestro potencial. Dejemos a un lado los prejuicios y volvamos a creer que nuestro trabajo lo vale, que tenemos el talento y los recursos para llegar lejos.
Les dejó unas citas de uno de los hombres que más he admirado, no sólo por su inteligencia (que fue, es y será asombrosa; no en vano pasó a la historia), sino por su humanidad:
“No sé cómo será la III Guerra Mundial, pero sí la IV… con piedras y palos”; “El problema del hombre no está en la bomba atómica, sino en su corazón”; “Los intelectuales resuelven problemas, los genios los previenen”; “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa”; “Dos cosas son infinitas, el universo y la estupidez humana; y no estoy realmente seguro de lo segundo”. Albert Einstein.