Sedena, lo que no dice
El hackeo de Guacamayas no solo puso en evidencia la vulnerabilidad de la Sedena, sino que abrió problemas extremos de seguridad, de sus efectivos e instalaciones. Muy calladito, el Ejército ha comenzado a implementar cambios
El hackeo de #GuacamayaLeaks no sólo puso en evidencia la vulnerabilidad de una de las instituciones más poderosas de este gobierno, dada la dimensión de sus actividades y recursos humanos y presupuestales, sino que abrió problemas extremos de seguridad, de sus efectivos e instalaciones.
Ha sido a tal punto que, muy calladito, el Ejército ha tenido que implementar cambios, algunos inmediatos, como el modificar sus formas de comunicación interna, y relevos en funciones de algunos de sus elementos; y otros se irán dando en las siguientes semanas, porque de no hacerlos, dicen los muy bien enterados, podrían quedar a merced de grupos criminales.
Desde el cambio de números celulares, movimientos de personal, aumento de efectivos en algunas bases militares, hasta cambios en armas o medios de transporte.
La razón, es que todos esos datos quedaron expuestos, y si la información cae en malas manos, un día de estos podrían llamarles por teléfono, amenazarlos y lanzarles ataques precisos. Así de grave fue el ataque, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador diga lo contrario.