Parece que el Consejo de la Judicatura Federal, por ahora, la libró. Dicen los muy bien enterados que la trampa que hicieron más de una decena de candidatos al presentar los exámenes para convertirse en jueces, no fue cosa menor.
Resulta que un grupo importante contrató a un ingeniero que les permitió pasar una de las pruebas más difíciles que hay en la carrera judicial, y no sólo eso, los candidatos no provenían de cualquier lugar, un grupo de los tramposos eran funcionarios de la Suprema Corte y personal de juzgados que aspiraban a convertirse en titulares; es decir, el propio personal con años en el Poder judicial, cobrando muy buenos salarios, quiso acortar el camino.
Y el último dato, no menos importante, quien deberá responder sobre este problema de seguridad es Arturo Bárcena Zubieta, director General de la Escuela de Formación Judicial, responsable de todo el proceso y a quien el ministro Arturo Zaldívar designó para impedir que ocurriera el vergonzoso robo y venta ilegal de exámenes de 2018, que obligó a cancelar el proceso.