A diferencia de otros casos en los que, a partir de acuerdos extralegales asumieron su responsabilidad en la crisis de adicción de opioides grandes empresas farmacéuticas y distribuidoras de opioides sintéticos, en Virginia Occidental no se consiguió el triunfo en el primer juicio sobre este fenómeno, a pesar de contar con un alto registro de personas con problemas de consumo de drogas.
Un año después de que se concluyera la presentación de pruebas en un caso sin jurado, el juez federal David Faber falló a favor de AmerisourceBergen Drug., Cardinal Health Inc., y McKesson Corp.
Simplemente no las consideró culpables de causar una crisis de salud por distribuir, durante ocho años, 81 millones de píldoras, como lo denunciaron el condado de Cabell y la ciudad de Huntington.
Dato. 81 millones, de pastillas fueron distribuidas en Virginia Occidental en sólo 8 años, sin total control.
Incluso a pesar de que se demostrara, entre decenas de pruebas, que esas compañías, de las más grandes de Estados Unidos, no lograron establecer programas efectivos para evitar que los analgésicos recetados fueran desviados y se vendieran ilegalmente en el mercado negro, ni siquiera alertar a las autoridades, como lo testificó un exagente de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
“La crisis de los opiáceos ha cobrado un precio considerable a los ciudadanos del condado de Cabell y la ciudad de Huntington. Y aunque existe una tendencia natural a culpar en estos casos, deben decidirse no en base a la simpatía, sino a los hechos y la ley”, escribió el juez Faber en su sentencia.
Y añadió: “En vista de los hallazgos y conclusiones del tribunal, el tribunal determina que la sentencia debe dictarse a favor de los acusados”.
Las empresas culparon en todo momento al aumento de las recetas que emitieron los médicos y las inadecuadas dosis de píldoras.
Pero el epicentro del problema es que en Estados Unidos se contabilizan casi medio millón de personas que han muerto por sobredosis vinculada a los opioides, entre 1991 y 2019,
y un crecimiento en la adicción, a partir de la receta de los medicamentos, como el fentanilo. Un consumo que ya comenzó a crecer en México.