La sangría de votos religiosos sigue en aumento para quienes se perfilan como las candidatas más viables que estarán en la boleta electoral a la Presidencia de la República, pues ni Xóchitl Gálvez Ruiz, ni Claudia Sheinbaum Pardo, llenan los requisitos necesarios para que los líderes de culto público lleven a cabo campañas a su favor.
Las deficiencias espirituales y morales de ambas contendientes que los ministros de culto (no todos) contemplan a la luz de los estándares que se manejan en la esfera espiritual no son los mismos con que miden a los varones.
Es decir, podrían perdonar que un candidato pudiera ser divorciado y vuelto a casar en varias ocasiones, o que haya procreado hijos, hijas, fuera del matrimonio, aún sin haber contraído nupcias con la madre biológica, pero no serían tan benevolentes con una candidata.
El machismo espiritual aún no está preparado para que una mujer, como en el caso de Sheinbaum y de Gálvez que ambas están a favor de la despenalización del aborto, ocupen cargos de dirigencia política, y menos en el nivel que aspiran. En el caso de algunas iglesias cristianas, las mujeres siempre “deben estar sujetas” a la voluntad de los maridos. En otras palabras: no tienen voz, ni voto, ni opinión que sea respetable, por el simple hecho de ser mujer, aún cuando su grado de inteligencia, liderazgo y capacidad sea mayor que la del varón de mayor jerarquía eclesial ocupe.
Aunque son pocas las congregaciones que todavía ven a las mujeres como ente menor dentro del ámbito espiritual, hay conglomerados indígenas donde ellas comen sentadas en el piso, mientras los hombres lo hacen en las mesas. No han logrado ni el derecho de decidir el número de hijos que habrá en la familia.
En esas comunidades evangélicas (y católicas) no les permiten ocupar un cargo pastoral (sacerdotal). A pesar de que ellas han dado mejor ejemplo de integración familiar, ser menos susceptibles a prácticas corruptas, no sobresalir en las estadísticas como practicantes de delitos y trastornos sexuales como abuso, acoso y parafilias, las consideran no aptas para compartir e instruir la fe cristiana en su comunidad.
De ahí que, por el simple hecho de pertenecer al sexo femenino, Xóchitl y Claudia ya tienen puntos menos entre los representantes del liderazgo moral que no aceptarán votar por alguien a quien consideran de menor tamaño en la cadena de poder terrenal.
Ambas han expresado su simpatía por los derechos de la comunidad LGBT, los matrimonios entre personas del mismo sexo, la despenalización de drogas naturales para consumo lúdico, la educación sexual de menores de edad por parte del Estado y ambas conocen que la ideología machista está muy presente en nuestra nación, máxime en comunidades de fe como las que he mencionado. Y saben que la pérdida de esos votos será difícil de contener.
PALABRA DE HONOR: En Argentina, la pastora evangélica Nadia Márquez se perfila como ganadora en las próximas elecciones para una diputación nacional, de la mano con el candidato a la Presidencia, Javier Gerardo Milei. Ella es la secretaria de la Unión Iberoamericana de Políticos Cristianos, cuyo objetivo es imponer la visión ProVida en el continente. ¡Dios nos agarre confesados!