De hecho, eso no cambia nada, declaró en Moscú el portavoz oficial, Dmitri Peskov.
Por su parte, el ministerio ruso de Relaciones Exteriores denunció en un comunicado una “política peligrosa” por parte de Estados Unidos que “podría socavar la estabilidad [en el mundo] de la que Moscú y Washington son particularmente responsables” y advirtió que Rusia se reserva el derecho a responder a estos “actos hostiles”. Las sanciones también afectan a Irán y Corea del Norte. El domingo el presidente Vladimir Putin anunció que 755 diplomáticos estadunidenses deberían abandonar el territorio ruso antes del 1 de septiembre. Con esa medida, los dos países tendrán el mismo número de diplomáticos en sus respectivas legaciones, 455 personas. Las relaciones entre los dos países, ya empañadas por los conflictos en el este de Ucrania y Siria, están viciadas desde hace meses por las acusaciones de injerencia rusa durante los últimos comicios en Estados Unidos, que un fiscal especial estadunidense está investigando. Desde que asumió en enero, el gobierno de Trump es acosado por denuncias de complicidad de su comité de campaña con Rusia en la carrera presidencial del año pasado para derrotar a la aspirante del partido Demócrata, Hillary Clinton. Trump ha negado enfáticamente esas afirmaciones. El jefe de la diplomacia estadunidense, Rex Tillerson, advirtió el martes que las relaciones entre los dos países pueden empeorar. La ley promulgada por Trump fue votada la semana pasada por la casi totalidad de las dos cámaras del Congreso estadunidense, donde muchos legisladores ven en Moscú un adversario más que un socio. Trump, que desde su elección busca mejorar las relaciones con Rusia, debía decidir si la apoyaba a regañadientes, o la vetaba con un alto costo político. El mandatario recibió el texto el viernes pero recién lo firmó el miércoles, generando especulaciones de un posible veto, que no aplicó para evitarse la humillación de que el Congreso lo levantara. (Foto de I Tried Being Tasteful Once). AS