En los comicios estatales que se llevaron a cabo este domingo, al menos cinco de nueve entidades alternarán de partido en el gobierno: Sonora, Nuevo León, Querétaro, Guerrero y Michoacán. Sin duda esto representa una de las principales sacudidas que hemos visto a nivel estatal. Para aquellos que en su momento cuestionamos la capacidad de los votantes de castigar a sus malos gobiernos, estos casos nos demuestran no sólo que la dimensión estatal era sumamente relevante en esta elección, sino que el voto sí sigue fungiendo como un mecanismo efectivo de expresión de descontento.
El caso de Nuevo León es emblemático. El triunfo del candidato independiente representa un mensaje frontal hacia los partidos políticos. La corrupción del gobernador Rodrigo Medina resultó muy costosa para su partido. A pesar de que la candidata Ivonne Álvarez intentó deslindarse del mandatario estatal, no fue suficiente como para lograr una victoria. Por su parte, el PAN se desgastó por sus actos de corrupción y mal desempeño a nivel municipal, dejando a su candidato a gobernador en un lejano tercer lugar.
En Sonora surge victoriosa la candidata del PRI, Claudia Pavlovich. A pesar de que este estado vivió una guerra de campañas sumamente agresiva, todo indica que la estrategia del tricolor fue la más exitosa. Sin duda la artillería en contra del gobernador Guillermo Padrés, quien enfrenta acusaciones de enriquecimiento inexplicable y condonación ilegal de impuestos, fue un tiro de precisión que afectó severamente al candidato de su partido, Javier Gándara. No debemos dejar de lado que detrás de los candidatos existían figuras de suma relevancia, por lo que podemos concluir que Manlio Fabio Beltrones es el principal ganador de este resultado.
El candidato del PRD, Silvano Aureoles, está por obtener un triunfo cómodo en Michoacán. El ex gobernador del PRI, Fausto Vallejo, registró un pésimo desempeño en la entidad: perdió el control de la situación de violencia, abandonó el cargo antes de término y sus familiares fueron acusados de tener nexos con grupos criminales. El tricolor posteriormente lució aún más endeble con la presencia y posterior destitución del Comisionado Castillo. La captura del hijo de Vallejo pocos días antes de la elección por vínculos con el crimen organizado seguramente terminó de ampliar la brecha entre Chon Orihuela y Aureoles. Esta elección definitivamente abre la posibilidad al partido del sol azteca de reivindicarse ante la población. Por último, cabe resaltar que uno de los grandes perdedores de esta elección es Felipe Calderón ya que su hermana cerró la jornada en un lejano tercer lugar.
En el caso de Guerrero, el PRD pagó las consecuencias electorales de la funesta gestión de Ángel Aguirre y, peor aún, de haber postulado y apoyado el gobierno de un auténtico criminal – el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca. La matanza de los 43 normalistas tuvo sus efectos en las urnas y, a pesar de que el PRI no contaba con un candidato particularmente atractivo, el castigo al PRD fue tal que Héctor Astudillo obtuvo un triunfo con un muy buen margen de ventaja. Es deseable que el tricolor logre recomponer esta entidad que ha demostrado ser ingobernable y ahora padece de problemáticas en muchos más frentes, desde la pobreza crónica, hasta el magisterio organizado y muy violento, así como la infiltración del crimen organizado en el gobierno.
El estado de Querétaro volverá a manos del PAN. A pesar de una buena gestión del gobernador Calzada, ésta no fue suficiente para darle el triunfo a Roberto Loyola. En este caso, el duelo de un candidato carismático y cercano a la gente contra una campaña muy bien llevada le dio el balance final al primero.
Aún hay dos estados en donde la elección se encuentra sumamente cerrada: San Luis Potosí y Colima. El PRI siempre ha gobernado en el segundo, por lo que un triunfo del PAN representaría un cambio histórico en esta pequeña entidad. En el caso de San Luis Potosí, el mal gobierno de Fernando Toranzo sin duda no pasó desapercibido para la ciudadanía.
En el caso del Distrito Federal, el PRD luce muy mermado tanto a nivel delegacional como en la Asamblea. Habitantes de diversas delegaciones, como Miguel Hidalgo, Coyoacán y Cuauhtémoc, expresaron descontento por la forma en que habían sido manejadas y por la falta de transparencia en la utilización de los recursos. El resultado es que el claro perdedor en esta entidad resultó ser el partido del sol azteca y el gran ganador el recién creado Morena.
Por último, a nivel federal, tanto el PRI como el PAN y el PRD han visto sus niveles de votación mermados en comparación, no sólo con la última elección federal, sino con los mínimos históricos que habían registrado previamente.
Así, podemos encontrar muchos más ejemplos a nivel municipal, como el Estado de México con Naucalpan y Huixquilucan, o Jalisco con Guadalajara. Lo claro de esto es que los ciudadanos sí tienen el poder de castigar a los malos gobiernos y que en este proceso definitivamente lo hicieron.