Ajedrez 2018 (III): el candidato anti PRI

4 de Julio de 2025

Salvador Guerrero Chiprés

Ajedrez 2018 (III): el candidato anti PRI

¿Quién es el mejor candidato para vencer al PRI en 2018? ¿Por qué es esa una pregunta pertinente?

Desde el punto de vista de las oposiciones a la permanencia en el poder ejecutivo federal de la alianza encabezada por el PRI, la primera pregunta es constitutiva de la identidad del candidato más que de la integralidad de su programa.

Para la población que detesta la idea de la permanencia del PRI es clave si Andrés Manuel López Obrador o Margarita Zavala tiene la mayor convocatoria o capacidad de al arribo del poder modificar prácticas reales o atribuidas al PRI.

A reserva de que otros aspirantes se posicionen como referentes en los próximos dos años, por el momento es un hecho estadístico que AMLO y Zavala disputan ahora mismo la posición de “campeones anti PRI” en un fenómeno central del comportamiento electoral que se basa en la inevitable dicotomización de la política: quién defiende y quién desafía mejor.

Desde el punto de vista del PRI, la pregunta clave es “¿cómo desactivar la posibilidad de una candidatura que se lleve el mayor tercio del electorado en 2018?”.

Una primera respuesta clave para la coalición de grupos políticos en control del Poder Ejecutivo es construir una combinación de elementos que hagan posible, primero, que quienes repudian a AMLO avancen en el posicionamiento de alternativas al mismo, dado que se trata del enemigo más irreconciliable y más determinado al PRI, por el momento. En segundo lugar, en este caso, destacadamente, la esposa del expresidente Felipe Calderón enfrentará, posteriormente, la andanada que ahora parece concentrase en otros actores.

Ambos escenarios, con una coalición de actores encabezados por AMLO o por Zavala o algún otro aspirante, son altamente riesgosos para el PRI. Especialmente porque, si se observa, las encuestas que revelan la interrupción de la caída en la aceptación del presidente Enrique Peña Nieto, relevantes como son al permitirnos a todos rescatar datos para un reposicionamiento de un principio de autoridad legitimada por simpatía que debe acompañar todo ejercicio de gobierno, NO indican un repunte tan claro como el del posicionamiento de los candidatos adversarios del partido del presidente.

En otras palabras, un conjunto de fenómenos y síntomas de los problemas de operación del gobierno federal impiden acreditar la labor del equipo gobernante a la velocidad que requiere el PRI para enfrentarse a sus adversarios en los siguientes años y a la velocidad en que se posicionan los adversarios del PRI.

Seguramente conforme pasen los meses la opinión pública conocerá de los detalles de esos elementos que inhiben una recuperación más sólida y decidida en la imagen del PRI y del líder del gobierno federal.

Al mismo tiempo en el equipo de AMLO hay evidencia de la semejanza del tamaño de la simpatía y de la antipatía que despierta la candidatura del tabasqueño.

De la misma manera, en el cuartel de Zavala está claro que el repunte de las simpatías tiene como límite dos aspectos: la guerra contra el dirigente real y formal de Morena cuando las baterías se dirijan contra ella y el hecho de que, a diferencia del tabasqueño, tiene menos negativos de su lado…hasta que empiecen a construir como central la relación con el gobierno de Calderón.

Lo que es menos útil a AMLO es negar anticipadamente su potencialidad para actuar de manera positiva ante la evidencia de que, por ahora, tiene una disminución de simpatías.

Como ha ocurrido en otras dos ocasiones el mejor consejo es el ajuste de actitudes y el peor, la negación de los datos.