Albañilas contra los prejuicios

17 de Julio de 2025

Albañilas contra los prejuicios

Diversos colectivos femeninos en Argentina comienzan a reducir la brecha de género en el sector de construcción, que actualmente está conformado por 95% de hombres

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La escena es la misma que en todas las construcciones: unas manos baten cemento, algunas más levantan muros o pican piedra, mientras otras personas se dedican a transportar arena hacia los pisos que ya están construidos. La única diferencia es que todas las personas que trabajan ahí son mujeres.

Ser albañila me pone contenta porque a las mujeres hace mucho tiempo nos dijeron que no. Me gusta contárselo a mi papá, que es el que más se sorprende”, admitió Bárbara Burruchaga en entrevista con Agence France-Presse. La joven, de 21 años y rastas rubias, forma parte de Deconstrucción Disidente, un colectivo de ocho mujeres y miembros de la diversidad sexual dedicados a la construcción en Argentina.

No sólo se trata del trabajo de albañilería, ya que uno de los principales objetivos de la organización es reformular la arquitectura, los oficios y la construcción con valores feministas de autocuidado e intercambio justo.

Datos de la Unión Obrera de la Construcción de Argentina estiman que la presencia de mujeres en el sector de construcción aumentó en 131% entre 2003 y 2010, pero el reto es grande, ya que en total, representan únicamente 5% del gremio. En nuestro país la cifra es menor, ya que apenas alcanza el 0.4 por ciento.

Uno de los principales estereotipos de género que vencen cada día es el de la imagen de un constructor fuerte y resistente a las tareas pesadas. “Los albañiles no son todos musculosos y grandotes, hay muchos de baja estatura o con panza, pero no tienen permitido parecer débiles”, expresa Evit, integrante del colectivo.

Pero Deconstrucción Disidente no es la única organización femenina que se dedica a la construcción en Argentina. “Nosotras lo Arreglamos” es otra de las agrupaciones que trabaja ofreciendo talleres de construcción para mujeres, y existen otros colectivos más informales que han nacido de la necesidad de construir desde una perspectiva femenina.

El separatismo es importante para estos colectivos: “cuando hay varones y mujeres, ellas quedan en la parte de limpieza automáticamente”, expresó la arquitecta Carolina Gutiérrez a AFP, y ese es tal vez el menor de los problemas, ya que también son frecuentes el acoso sexual y laboral y la de-
sigualdad salarial.

El reto aún es grande, ya que aunque poco a poco comienza a notarse mayor presencia de mujeres en el trabajo, la situación en los hogares poco ha cambiado, con ellas al frente de las tareas domésticas en la mayoría de los casos. “Nosotras volvemos a casa y están los hijos, la comida, la plancha. Ellos llegan a casa y tienen la comida servida. Hay que igualar el derecho dentro de la casa”, sostuvo Andrea Figueras, coordinadora de una de las cuadrillas mixtas.