Los recientes ataques que se vivieron en Ecuador y dejaron cinco policías muertos han vuelto a poner en la mesa el tema de la expansión de los cárteles mexicanos en otros países.
Y si bien las autoridades ecuatorianas no han confirmado que la jornada violenta que incluyó autos bombas y tiroteos haya sido responsabilidad de alguna organización criminal de nuestro país, sí han admitido la presencia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y del Cártel de Sinaloa en ocasiones anteriores.
Así lo han asegurado los medios ecuatorianos como La Hora, que ya en octubre de este año, publicó que la frontera con Colombia ofrece un amplio mercado de coca que ha aumentado a lo largo de los últimos años. Según el medio, que citó al Observatorio Ciudadano de Seguridad Integral (OCSI) e inteligencia militar, esto ha permitido que al menos tres organizaciones criminales de otros países (México, Colombia y Brasil) operen en su territorio, disputándose al menos mil 100 toneladas de cocaína colombiana por año.
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Pero la amenaza se extiende desde la frontera hacia el interior de Ecuador. Según El Universo, otro medio de comunicación ecuatoriano, antes de los ataques ocurridos el 1 y 2 de noviembre, circularon volantes por parte de grupos identificados como Los Lobos y Los Tiguerones, estos últimos, aliados con el CJNG mientras que Ana Minga, especialista en perfilación y comportamiento criminal, declaró a La Hora que “la crítica principal de los grupos aliados al Cártel Jalisco Nueva Generación es que el Gobierno está aliado a los Choneros”, pertenecientes al Cártel de Sinaloa.
Tanto los Choneros como los Tiguerones operan como “franquicias” de los cárteles mexicanos, afirmaron por su parte medios mexicanos como Proceso.
Al cierre de esta edición, se registró un nuevo hecho violento en Ecuador: una revuelta carcelaria que dejó dos reclusos muertos y seis policías heridos. El organismo estatal a cargo de las prisiones (SNAI) señaló en un comunicado que los reclusos “respondieron con violencia contra servidores de la Policía Nacional, Fuerzas Armadas y del Cuerpo de Seguridad y Vigilancia Penitenciaria, inclusive con el uso de granadas”.
Con el apoyo de policías y militares, el SNAI inició el traslado de presos de la penitenciaría Guayas 1, controlada por organizaciones del narcotráfico, hacia otros centros de reclusión para reducir el hacinamiento.
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