Avanzan drogas sintéticas y México se automargina en combate global 

16 de Mayo de 2024

Avanzan drogas sintéticas y México se automargina en combate global

drogas sintéticas

El consumo de metanfetaminas aumentó 218% entre 2017 y 2022, según un informe de la ONU; arrancan acciones multilaterales contra el fentanilo, con mínima participación de nuestro país

El consumo de drogas sintéticas en México, particularmente de las metanfetaminas —también conocidas como cristal—, crece a un ritmo alarmante, al grado que la mitad de las personas que buscan tratamiento contra las adicciones lo hace para superar la dependencia a este tipo de sustancias, que son las más consumidas en prácticamente en todo el país, por encima de la mariguana y alcohol.

El incremento en el número de laboratorios clandestinos para la producción de drogas altamente adictivas –cuyo nivel de riesgo de adicción y sobredosis se eleva al mezclarse con otros opioides sintéticos como el fentanilo, y la facilidad para conseguirla a un bajo costo en prácticamente todo el país–, han catapultado su consumo.

Pero a la par que crecen la producción y el consumo de drogas sintéticas, el Gobierno de México ha ido acotando su participación en los esfuerzos bilaterales con Estados Unidos y en los globales en contra de la amenaza de las drogas sintéticas, principalmente el fentanilo.

En medio de tensiones diplomáticas en la relación México-Estados Unidos respecto a los esfuerzos para combatir el tráfico de fentanilo, en nuestro país se ha agudizado el consumo de drogas sintéticas y, en consecuencia, el número de personas que requieren tratamiento para superar su adicción, que aumenta cada vez más.

En lo que se refiere al incremento de consumidores de anfetaminas, metanfetaminas, éxtasis y otro tipo estimulantes sintéticos, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de la ONU informó que, con base en datos del Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas, su consumo a nivel nacional se incrementó 218% entre 2017 y 2022.

Datos de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat), cuya última edición es de 2017, indicaban que para ese año, alrededor de 700 mil personas admitieron haber consumido dicha droga. Esta cifra es el equivalente al 1.9% de la población a nivel nacional.

Repunte, desde 2019

Desde al menos 2013, el también llamado cristal se ubicaba entre las drogas más consumidas, aunque no superaba a otras sustancias lícitas e ilícitas como el alcohol, que históricamente se mantenía con la mayor prevalencia de consumo entre los mexicanos, junto a la mariguana.

Sin embargo, a partir de 2018 esa tendencia cambió, y ya para el 2019 se convirtió en la principal droga por la que personas acuden a tratamiento para superar su adicción.

Si bien se trata de dos indicadores distintos, por un lado, el número de personas que hasta 2017 admitieron haber consumido metanfetaminas; y por el otro, el aumento en la cantidad de personas que acuden a tratamiento por adicción a la misma, esto podría derivar en un “incremento a nivel poblacional” de consumidores en el país, señalan especialistas.

“Es tan grande el crecimiento de la demanda de personas que acuden a tratamiento por esta sustancia, que es muy posible que haya un crecimiento (de consumidores) a nivel poblacional. Esto lo vamos a poder corroborar en la próxima encuesta nacional que está realizándose, pero es muy posible que haya un incremento que se refleje en función de que cada vez llegan más a tratamiento”, señaló Everardo Legaspi Escobedo, subdirector de Desarrollo Técnico en Drogas Ilícitas de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama).

Respecto a los factores o condiciones que están fomentando este incremento tanto en el número de personas que llegan a consumir esta droga sintética, como aquellas que se vuelven adictas y buscan un tratamiento, el maestro en psicología con residencia en adicciones por la UNAM apuntó que su alto nivel adictivo se ve favorecido por los “grandes esfuerzos” que los narcotraficantes han puesto para facilitar aún más su fabricación y distribución.

“Es una droga altamente adictiva, entonces con pocas dosis, en pocas semanas, en pocos meses, se desarrolla una dependencia muy alta y muy severa, que es muy difícil de dejar (…) Otra causa pudiera deberse al hecho de que hay una gran diversidad de laboratorios en el país dedicados a la producción de metanfetamina que, por sus efectos de estimulación y demás, resulta de alguna manera atractiva a las personas que lo consumen”.

Laboratorios en auge

En ese sentido, en contraste con la tendencia a la baja que en los últimos cinco años ha habido en la erradicación de plantíos y hectáreas de siembra de mariguana y amapola, el número de laboratorios clandestinos para elaborar metanfetamina va al alza.

En lo que va de la actual administración suman al menos dos mil 471 laboratorios asegurados por las autoridades federales, equivalentes a más de 630 toneladas de metanfetamina y arriba de tres mil 276 toneladas de precursores químicos.

Tan sólo el último informe de seguridad indica que del 19 de marzo al 1 de abril de este año se aseguraron una docena de laboratorios, donde se logró incautar un total de 8.23 toneladas de la droga y más de 29 toneladas de precursores químicos.

En 2023 se aseguraron las mayores cantidades de fentanilo y metanfetamina en la historia reciente del país. Un total de dos mil 328.99 y 403 mil 900.6 kilogramos de dichas drogas, respectivamente, los cuales significaron incrementos del 374% en el caso del fentanilo y de 759% en el caso de la metanfetamina, respecto a las cifras de 2019, según datos del gabinete de seguridad.

En 2022, —el corte más reciente— en casi el 70% del territorio nacional, la demanda de tratamiento para la adicción a las drogas se focalizó en las metanfetaminas.

Con excepción de Zacatecas, Campeche, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Ciudad de México, estado de México, Morelos y Guerrero, donde el alcohol fue la primera sustancia por las que las personas acudieron a tratamiento; o el cannabis en el caso de Tamaulipas, en el resto de las entidades la metanfetamina resultó la principal causa para acudir a los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones en busca de ayuda.

Ese año, alrededor de 70 mil personas acudieron a alguno de los 300 centros con los que cuenta la Conasama en busca de atención por su adicción a las metanfetaminas, y la expectativa es que probablemente el número
aumente cuando se tenga el recuento del 2023.

Sin embargo, el número de muertes a causa de sobredosis o complicaciones derivadas del consumo de metanfetaminas, así como los actuales focos de mayor consumo son datos de los que no se tiene certeza, debido a que la mayoría de eventos se contabiliza bajo una misma categoría genérica.

“Nuestros reportes de urgencias, de ingresos hospitalarios, de fallecimientos y demás, tienen una categoría que se llama ‘estimulantes’, y en esos podemos encontrar cocaína, cristal, incluso hasta la cafeína. Entonces, actualmente es complicado contar con ese dato fino, pero es un reto que tenemos ahí importante para poder identificar”, explicó Everardo Legaspi.

La amenaza de otra sustancia

El especialista consideró que, aunque el cristal representa un problema que debe ser atendido con campañas de prevención, de tratamiento y de personas que están en riesgo o que ya consumen la sustancia, no hay riesgo de que la situación pudiera escalar a un punto crítico, como lo es el consumo de fentanilo en el país vecino del norte.

“Estados Unidos es el país en el que prácticamente se consumen más sustancias en todo el mundo. Es un mercado muy interesante para aquellas personas que se dedican a este tráfico ilícito, porque se consume mucho allá. Creo que difícilmente vamos a llegar a un consumo parecido al de Estados Unidos, pero deberíamos enfocarnos al problema que tenemos actualmente, que nos habla de que sí es una sustancia que está presente, y en ese sentido realizar lo propio”, subrayó.

›Tras señalar que la mezcla de otras sustancias como el fentanilo para la elaboración de metanfetaminas puede potenciar sus efectos –lo que implica un mayor riesgo–, el funcionario se pronunció por diferenciar entre el uso medicinal del fentanilo legal y el ilícito, que está causando cientos de muertes.

Explicó que el fentanilo lícito funciona como un fármaco opioide sintético para el manejo del dolor en pacientes con dolores crónicos o disruptivos, a causa de accidentes, por ejemplo, o en gramajes controlados que se utilizan como analgésico en cirugías, como la conocida anestesia raquídea, donde se utilizan derivados del fentanilo.

En cambio, dijo, “el fentanilo ilícito está matando a las personas en la vía pública”, en referencia al uso de esta sustancia para la fabricación de pastillas falsas de oxicodona, tramadol, o de hidrocodona, que al combinarlas con otras sustancias, “sí las hacen más peligrosas, como se está detectando en Estados Unidos, en Canadá, y se está analizando qué tanto podría estar en México también la presencia de una sustancia que se llama xilacina”.

Y advirtió: “Esta sustancia llamada xilacina es un analgésico utilizado en animales grandes, en veterinaria. No está aprobado en humanos, genera muchísimos daños en las personas”.

México minimiza esfuerzos

La situación crítica por la que atraviesa Estados Unidos debido al elevado consumo de fentanilo ha sido descrita por el presidente Joe Biden como la “gran tragedia nacional”, por lo que ese país impulsa esfuerzos multilaterales para combatir al fenómeno, como la Coalición Global para Abordar las Amenazas de las Drogas Sintéticas, un mecanismo que ha sido minimizado por el gobierno mexicano.

Este desdén obedece a la renuencia de la administración que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador a reconocer que desde territorio mexicano se genera la mayor cantidad del fentanilo que llega del otro lado de nuestra frontera norte de manera ilegal, señalaron especialistas consultados por este semanario.

México dejó ir la oportunidad de mostrarse como un socio cercano y comprometido de Estados Unidos en la lucha contra las drogas sintéticas, en especial el fentanilo, cuyo aseguramiento por parte de la Administración de Control de Drogas de ese país (DEA, por sus siglas en inglés) rompió récord con más de 5 mil 400 kilogramos de esa droga confiscados en 2023, equivalentes a 386 millones de dosis.

En este mes se pondrán en marcha las iniciativas generadas en el marco de la Coalición Global para Abordar las Amenazas de las Drogas Sintéticas, foro lanzado en junio pasado por el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, el cual busca elevar la cooperación internacional contra las sustancias ilícitas.

Sin embargo, pese a ser identificado como el mayor productor del fentanilo ilegal que ingresa a Estados Unidos —principalmente por la operación de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación—, México tiene una participación marginal en esa arena multilateral.

La Coalición Global impulsada por Washington está integrada por tres mesas de trabajo: prevención de la fabricación y el tráfico ilícito de drogas sintéticas; detección de amenazas emergentes y patrones de uso de drogas, e intervenciones y servicios de salud pública para prevenir y reducir el consumo de drogas.

México participó en el grupo de trabajo número tres (salud pública), aun cuando la agenda de la cooperación bilateral está enfocada en la fabricación, tráfico y detección de los enervantes.

“La participación de México en esta alianza global ha estado determinada por la postura del presidente Andrés Manuel López Obrador de negar que en México haya producción y procesamiento de fentanilo, y que los precursores químicos para generar drogas sintéticas llegan desde Asia”, afirmó Jonathan Maza, especialista en análisis de riesgos políticos y seguridad.

“Mientras la postura del gobierno mexicano no cambie y se reconozca que México tiene un problema de producción de fentanilo, el tema va a quedar relegado en las mesas de acuerdos y de colaboración a nivel de cooperación internacional”, agregó el especialista, quien es director de Estrategia e Inteligencia de la firma Stratop Risk Consulting.

Sólo en nueve de 67 iniciativas

Una muestra del limitado interés de México en la agenda de la Coalición Global es que, de las 67 iniciativas impulsadas para combatir la fabricación y tráfico de drogas sintéticas, la recopilación de datos, análisis y tendencias, el intercambio de información y la colaboración institucional, México sólo se adhirió a nueve.

Entre las iniciativas adoptadas por México están mejorar el intercambio en tiempo real de información relacionada con tráfico de precursores; capacitación en análisis de nuevas sustancias psicoactivas; revisión fronteriza de pasajeros y carga; capacitación en inteligencia operativa policial antidrogas, y monitoreo de los mercados de drogas ilícitas en los países de América Latina.

La participación de México en las acciones diseñadas en el marco de la Coalición Global contrasta con la de países como Guatemala, Perú, Ecuador y Costa Rica, que suscribieron 13 iniciativas, y Honduras, El Salvador y Colombia, con 10 acciones cada uno.

Lo anterior, pese a que en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) realizada en noviembre pasado, el presidente López Obrador se comprometió con sus pares de China y Estados Unidos a trabajar conjuntamente contra el tráfico ilegal de precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas, en el caso de los acuerdos con el mandatario Xi Jinping.

Asimismo, a crear un frente común para atender la crisis migratoria y combatir el tráfico ilegal de fentanilo en la frontera con nuestro vecino del norte, como acordó con el presidente Joe Biden.

Menos apoyo, menos recursos

Ante el aparente desdén del gobierno mexicano para contribuir con la agenda bilateral de combate a las drogas, el Congressional Research Service de Estados Unidos publicó en días recientes un reporte en el que advierte que la Ley de Autorización de Defensa Nacional para el año fiscal 2024 “requiere un informe sobre los esfuerzos cooperativos para atacar, interrumpir y degradar el tráfico de fentanilo, incluidos los límites a dichos esfuerzos por parte del gobierno mexicano”.

Al detallar los recursos con que cuenta el Capitolio para incidir en la cooperación de México, el reporte publicado el pasado 22 de marzo enfatiza que “el Congreso puede moldear aún más la política antinarcóticos de Estados Unidos con respecto a México a través de decisiones del Congreso sobre el financiamiento de asistencia extranjera en los Programas Estatales de Operaciones Extranjeras”.

El documento recuerda que la asistencia exterior de Estados Unidos a México ha disminuido en los últimos tres años; la ayuda internacional para el control de narcóticos y el cumplimiento de la ley disminuyó de 100 millones de dólares en el año fiscal 2021 a aproximadamente 48 millones de dólares en el año fiscal 2023.

“La reducción de dicha asistencia puede limitar la voluntad de México de dedicar sus propios recursos a los esfuerzos antidrogas”, determinó el análisis.

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