Bertha Ramírez fue víctima de suplantación de identidad en la red social Facebook apenas en marzo pasado. De repente, descubrió que alguien había tomado el control de su cuenta y también solicitaba dinero a su nombre. Sin embargo, lo que la sorprendió más fue la sofisticación de los mensajes.
“Los delincuentes usaron el nombre real de mi hija para asegurar a mis contactos que ella había sufrido un accidente y estaba hospitalizada; incluso señalaron que debía hacerse una tomografía y que el costo del estudio estaba fuera de mis posibilidades; además, coincidió con que ella estaba de viaje, fuera del país, y no podía responder llamadas”, relató.
Bertha aclaró que ella sí tenía contacto con su hija y que en ningún momento imaginó que estuviera en peligro, pero que familiares lejanos sí llegaron a considerar que podía ser verídica la historia “sobre todo, porque era muy creíble”, comentó. Entonces empezó a recibir múltiples llamadas telefónicas para comprobar la situación o alertarla de un posible fraude.
“Fue muy feo. Sentí que tenían acceso a toda mi vida, y la verdad sí me dio miedo saber que habían inventado toda una historia con datos reales. Afortunadamente, mi hija menor y su novio me ayudaron a reportar el hackeo y avisar a los contactos, porque yo sola no hubiera podido hacerlo”, explicó la mujer, quien ya es abuela y pertenece al sector de la tercera edad.
Pero aunque parece increíble, el principal blanco de las bandas no son los adultos mayores, sino los adultos jóvenes, que tienen más acceso a Internet y a las aplicaciones de teléfono.
De acuerdo con expertos en este tema, las principales víctimas de las nuevas modalidades de fraude, es decir, mediante aplicaciones digitales, son las personas entre 15 y 45 años que creen “dominar el Internet” y contra las que juega su deseo de inmediatez.
Así lo afirma Salvador Guerrero Chiprés, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, quien ha estudiado este
fenómeno, y detectado que las bandas dedicadas a extorsionar, suplantar identidades y cometer fraude en línea aprovechan las pulsiones de celeridad con las que interactúan los usuarios.
“No va a pasar nada si no le contestas un mensaje a un extraño y tampoco va a pasar nada si no abres un link desconocido, que muy probablemente sea malicioso; sin embargo, los usuarios de la web están ansiosos de tomar una oportunidad, de acceder a un crédito, de participar en un fondo de inversión o interactuar con alguien ajeno a su círculo, y la premura los coloca como presa fácil”, aclaró el también doctor en Teoría Política por la Universidad de Essex.
Además, advirtió que los criminales “sí sofistican sus prácticas” y mediante programación activan robots digitales que contestan cada vez de manera más natural a las conversaciones, como en el caso de WhatsApp.
›Para Guerrero Chiprés, es necesario ser conscientes de que la amenaza es latente y establecer doble o múltiple autentificación en dispositivos personales, corporativos o gubernamentales, así como crear y renovar contraseñas y nombres de usuario. Sin embargo, entre sus recomendaciones, la principal es denunciar lo ocurrido, de modo que las autoridades identifiquen patrones y modus operandi.
El también exconsejero del InfoDF (ahora InfoCDMX) recomendó a la ciudadanía apartarse de correos, mensajes, WhatsApp no deseados o de procedencia desconocida, e impulsar en los gobiernos equipos institucionales dedicados al tema y marcos normativos más actualizados.
De acuerdo con el Consejo Ciudadano, en lo que va de este año los reportes de fraudes por WhatsApp aumentaron significativamente en comparación con 2023. En el bimestre de enero y febrero, la cifra pasó de 18 a 139 casos.