Un actor malo, crónica de un abuso dentro del set de filmación

29 de Abril de 2024

Simón Sánchez
Simón Sánchez

Un actor malo, crónica de un abuso dentro del set de filmación

Simón Sánchez

En 1972 se estrenó lo que se considera un clásico de la cinematografía mundial, dirigida por Bernardo Bertolucci y protagonizada por quien es considerado uno de los mejores actores de la historia del cine, Marlon Brando, y por una joven de 19 años llamada María Schneider.

El último tango en París fue un éxito rotundo, con nominaciones al Oscar y siendo una de las más taquilleras en los años 70, entre otros logros.

Todo iba bien con la cinta hasta que, en 2007, la misma María Schneider sacó a la luz que una de las escenas más icónicas del filme no contó con su consentimiento. Además, no estaba en el guion. Hablamos de la secuencia en la que el personaje de Brando la viola usando mantequilla como lubricante.

En palabras de la actriz: “Debí llamar a mi agente o tener a un abogado en el rodaje, porque no puedes forzar a alguien a hacer algo que no está en el guion. Pero yo no lo sabía. Marlon me dijo que no me preocupara, que sólo era una película, pero durante la escena, incluso sabiendo que no era real, estaba llorando de verdad”. Bertolucci negó este señalamiento, sólo para que años después, y tras la muerte de María, aceptara los hechos.

La violencia en los sets de filmación ha sido conocida durante años, aunque casi siempre, al no haber denuncias, no hay consecuencias. “Un actor malo”, película dirigida y escrita por Jorge Cuchí, trata sobre la violencia en el set desde una perspectiva actual.

Dos jóvenes actores, Daniel Zavala (interpretado por Alfonso Dosal) y Sandra Navarro (interpretada por Fiona Palomo), protagonizan una película. Tienen una relación cercana, se podría decir que son amigos. Se cuentan su día a día.

De hecho, cuando él recibe una oferta para participar en una película hollywoodense, ella genuinamente se alegra.

Ambos van a filmar una escena de cama y, un día antes, mientras repasan el guion, alguien comenta que deberían tener sexo real, al estilo de Anticristo de Lars Von Trier. Sugiere alguien más. Él dice que sí lo haría. Ella, por su parte, rechaza tajantemente la idea.

La escena se graba con normalidad hasta que un gesto de Sandra cambia todo. El director corta. Ella ya no es la misma. Algo pasó bajo las sábanas. Pide un momento con las mujeres que están en el set y les confiesa lo que acaba de pasar. Ahí, frente a la cámara, Daniel la violó.

A partir de ese momento, todo se vuelve un caos. Ella, con los ojos llorosos e inmóvil, dice que piensa denunciar. Él, por su parte, lo niega y dice que no entiende por qué Sandra quiere dañar su carrera. Mientras tanto, la producción se detiene e intentan mediar la situación.

La cinta toca un tema difícil de manejar. Habla de victimización y revictimización. Es polémica al tratar la responsabilidad del uso de las redes sociales y la radicalización de un tema que causa hartazgo social. ¿Lo mejor de la película?

Las actuaciones, principalmente la de Fiona Palomo, resultan una agradable sorpresa. ¿Lo malo? El final. Resulta chocante y contradictorio al hacer una sátira del movimiento feminista que ha sido tan criticado. Un actor malo se puede ver en cines.

@yonosoySaimon

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