Violencia invisible… ¿Cuánto nos afecta?

29 de Abril de 2024

Miriam Reyes
Miriam Reyes

Violencia invisible… ¿Cuánto nos afecta?

columna Miriam Reyes

Sabemos que, hoy en día, vivir cualquier tipo de violencia no es un factor menor cuando de asuntos colectivos se trata; las consecuencias pueden llegar a ser devastadoras sobre todo cuando se trata de violencia contra las mujeres por el simple hecho de ser mujeres y de lo que esto significa a nivel estructural. Por ello, consideré necesario abordar los siguientes puntos reflexivos:

1) ¿Toda la violencia es evidente? No. Existen algunas manifestaciones de la violencia que han sido denominadas “micromachismos” (los cuales, a decir de algunas autoras, de “micro” no tienen nada) y estos han ido tomando mayor relevancia conforme se ha ido avanzando en los estudios con perspectiva de género, así como de investigaciones en torno a las violencias contra las mujeres. Gracias a la identificación de estos micromachismos es que, a título personal, he pensado que nos permite abrir las puertas a un mayor reconocimiento de nuestras realidades. Algunos ejemplos: que se piense que las mujeres no tenemos habilidades para actividades de destreza, para manejar automóviles, para reparar objetos, para estudiar ciertas licenciaturas e, incluso, que en algún momento regresaremos a pedirle ayuda a los hombres.

2) ¿Su impacto es permanente? Sí. La concepción de lo que implica que las mujeres no puedan o no deban desempeñarse en distintas áreas de la vida pública, no solo las aleja de desarrollar habilidades sociales sino también se continúa replicando roles y estereotipos de género que justamente las reprime y las impulsa a regresar a los espacios en los que, tradicionalmente, han causado menos conflictos entre los hombres, como es el entorno doméstico. ¿Es tan grave como cualquier otro tipo de violencia? La respuesta es sí, ya que considero que, incluso, podríamos hablar de violencia sistemática, misma que tiene la característica de permear en la sociedad con el paso de los años y con el arraigo de ciertas creencias o costumbres como ha sido, por mencionar un ejemplo, la presión para que las mujeres se esfuercen y entreguen al máximo para la crianza de las infancias.

3) ¿Qué hacer para prevenir la violencia invisible? Como su nombre lo indica, no siempre estamos ante conductas que son fáciles de reconocer y, por lo tanto, resulta más difícil de aceptar que nos encontramos ante posibles casos; sin embargo, sí creo que podemos llevar a cabo un ejercicio muy práctico y rápido que consiste básicamente en cuestionarnos lo siguiente: 1) ¿se trata de una acción indirecta? 2) ¿se manifiesta mediante mensajes implícitos, chantajes, insultos o comentarios que tienen como finalidad lograr un efecto específico en las mujeres? 3) ¿tendría el mismo efecto si fuera ejercida contra hombres? La mayoría de las respuestas debería estar enfocada en observar que, en el caso de las mujeres, sí persisten efectos negativos y no sólo en contra de ellas de manera particular, sino de manera colectiva, en virtud de que la violencia invisible termina por desvalorizar su presencia e, incluso, sus posibilidades de sobresalir.

Si bien es cierto que la violencia invisible pudiera parecer menos dañina, también es necesario no dejar de lado que continúa siendo violencia. Se trata de reflexionar al respecto y hacer frente a este problema. La violencia no debe formar parte de nuestra realidad.

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