Para muchas personas, perder el pelo representa un suceso tan fuerte en su vida que puede llegar a afectar la personalidad y en muchos casos hasta orillarlos a la depresión. La realidad es que la caída del pelo es algo muy común y la edad en la que uno comienza a ver los primeros pelos en el piso de la regadera, atorados en un cepillo o en los dedos al pasarse la mano por la cabeza, varía muchísimo entre una y otra persona. Algunos comienzan a perder el pelo tan pronto entran a la pubertad, mientras que otros tienen la suerte de llegar a una etapa más adulta, lo cual hace que no sea tan traumático el evento de comenzar a ver huecos en la cabeza. En el mercado existe una gran oferta de soluciones a este problema que van desde cremas, shampoos y gotas en la cabeza hasta tratamientos que cuestan miles de pesos al mes, basados en productos de distintos laboratorios farmacéuticos que prometen evitar la caída, fortalecer el cuero cabelludo y hasta producir pelo nuevo. Hoy, gracias a emprendedores y avances en estudios acerca del tema, existen nuevos modelos de negocio y alternativas más económicas al alcance de todos. Un ejemplo de esto es Hims en Estados Unidos, quienes a través de una suscripción mensual te envían a domicilio una caja que contiene 30 píldoras de finasterida, un shampoo y 30 vitaminas bajo la premisa que la única manera de evitar la caída del pelo es hacer algo mientras todavía tienes. Modelos como éste apenas comienzan a tomar fuerza en Estados Unidos y ojalá sean adoptados pronto en nuestro país. Mientras laboratorios y médicos alrededor del mundo siguen tratando de descubrir la fórmula perfecta para evitar la caída del cabello, científicos de la Universidad Nacional de Yokohama en Japón parecen haber encontrado una solución usando uno de los ingredientes con los que se cocinan las papas en McDonald’s. El ingrediente es un compuesto químico llamado Polidimetilsiloxano y los científicos de esta universidad fueron capaces de producir folículos de pelo los cuales al injertarlos en un ratón, crecen de manera sana y en abundancia. La ventaja de este descubrimiento es que su proceso es relativamente simple, económico y efectivo, lo que podría influenciar a otros laboratorios a intentarlo y como consecuencia, que se trabaje en soluciones comerciales que podrían llegar muy pronto a los anaqueles de farmacias en varios países, incluyendo el nuestro. Lo más importante es que gracias a estas iniciativas de universidades y el talento que surge de ellas, la industria farmacéutica se está viendo obligada a cambiar y a dejar atrás sus malas prácticas, principalmente aquellas basadas en patentes que afectan la salud de la población, retrasando la salida de medicinas y tratamientos que puedan curar enfermedades de forma efectiva. Es triste pensar que tal vez ya existe una cura para ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades de ese calibre, pero que debido a temas de patentes y dinero se encuentran guardadas, pues las que hoy están la venta necesitan cumplir su ciclo de vida en el mercado. Por eso vale la pena dedicarle el tiempo a investigar acerca del tema, porque hoy ya existen soluciones comprobadas que no necesariamente vienen de los grandes laboratorios y que tienen que ver más con alimentos, vitaminas e ingredientes naturales, sin la necesidad de gastarte toda tu quincena en ellos. Así que, antes de tomar la decisión de usar una gorra todos los días o raparte, vale la pena informarte, hacer algo mientras puedas y antes de perderlo todo. En mi caso, con el talento que existe hoy en México, espero que emprendedores mexicanos tomen la iniciativa para encontrar soluciones simples y económicas como las que existen en otros países. @elpocas