Un extraordinario profesor de Essex, Joe Foweraker, en Oxford desde hace algunos años, dedicó décadas de su vida -respaldado frecuentemente por Ann L. Craig- a la investigación de los movimientos populares y el cambio político en México.
Es un autor recomendable para entender lo que ocurre ahora con el Movimiento de Regeneración Nacional, el nombre de una institución partidaria que se corresponde bien con el tema de estudio de ese académico, con la lógica normativa y presupuestal de los partidos políticos y con el ingenio propagandístico de algunos personajes cercanos a Andrés Manuel López Obrador.
Para quienes se resisten a concederle legitimidad a Morena y a su dirigente para ascender al poder nacional es inevitablemente tentador subordinarse a la idea de presentar a Morena como “el partido de AMLO” y de presuponer que las caracterizaciones descalificatorias y personales que hacen del tabasqueño se aplican directa y esquemáticamente al conjunto de Morena.
Sin conceder que las características de la personalidad que promueven de AMLO sus opositores puedan ser o parecer ciertas, como otras que se hacen de cualquier otro político, resumo lo que de Foweraker es útil para entender, entre otros aspectos, a Morena: la necesidad de representación política puede convivir ambiguamente en los partidos y en los movimientos sociales, la diferenciación de prácticas y estrategias puede convenir a diversos momento de las luchas de cada partido y movimiento y la integración horizontal de los movimiento puede también combinarse con la de los partidos que es básicamente vertical.
Morena es una probabilidad de alianza nacional para un gran número de organismos, personas, movimientos, que durante décadas han tratado de construir una opción progresista y de izquierda como para los fundadores de otros partidos lo fue, desde las derechas y los diversos reformismos, entre ellos incluso los construidos por priistas o los panistas, que advirtieron lo indispensable de las alianzas de todo tipo para enfrentar sus desafíos adversariales y sus retos programáticos.
Ignorar que Morena está constituyéndose desde en un archipiélago de movimientos que desea respaldar una propuesta de cambio “dentro y fuera del régimen” y en oposición “al sistema” y auto mentirse con la afirmación de que se trata solamente de AMLO es un error que no beneficia a sus promotores y a sus intereses, sino al propio tabasqueño quien, ciertamente, es el símbolo de ese conjunto de movimientos.
En lo que respecta a la descalificación del tabasqueño como autoritario, populista, obcecado, esta es más reveladora de la pérdida de argumentos políticos que de exactitud descriptiva así sea la más elemental.
Es necesario explicar cómo Enrique Peña Nieto, con lo amable y cercano que pueda ser es el presidente peor calificado de la historia reciente de México o cómo es que el PAN y el PRD carecen de otra opción estratégica que buscar un acuerdo de completos opuestos ideológicos para enfrentar al PRI y a AMLO, en orden inverso.
A todos nos interesa que en el debate nacional tengamos más instrumentos y modelos para acercarnos a la comprensión de los actores políticos que nos permitan no solamente cierta mejoría en el entendimiento de lo actual sino, también, para ser más eficiente en nuestro despliegue de iniciativas, acciones y opiniones respecto de los contendientes al 2018.
Foweraker es una buena opción.
confianzafundada.mx