¿PRI al tercer lugar de nuevo?

29 de Abril de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

¿PRI al tercer lugar de nuevo?

salvador guerrero

En las últimas 10 elecciones presidenciales, es decir desde 1958 a la fecha, tres aparecen claramente complicadas desde el inicio de la contienda para el PRI: las de 2000, 2006 y las de este 2018.

Obviamente, se dirá “las que perdió” o “las que perdió y la que puede perder”.

Pues sí. Desde el inicio podemos identificar los problemas: un buen candidato adversario, división interna, relevancia del sistema legal electoral, indisposición política para actuar, incomprensión estratégica, percepción de una derrota “adelantada”, etc.

El tema es que no solamente parecía que el PRI perdería las elecciones sino que fue el priismo el primero en mostrar inhabilidad para entender lo que ocurría dentro del partido, fuera de él, así como las consecuencias probables que interactuaron en cada una de esas coyunturas y entre esos agrupamientos de variables.

Si bien es cierto que las elecciones se ganan con una combinación de operación territorial -así situado el tema en la jerga electoral de partidos-, campaña -esto es precisión de mensaje y su pautado de acuerdo a ritmos y espacios propicios-, mucho dinero, sombra o empuje proporcionado por el detentado de la oficina presidencial y la calidad percibida del candidato, lo que puede cambiar siempre es que la ecuación o el modelo de combinaciones de esos cinco elementos puede implicar historias -resultados- completamente distintas.

En el caso de esta campaña para el PRI aparece, ahora en este 2018, un nuevo factor que no valoraron correctamente hace dos meses antes de la decisión a favor de José Meade.

Se trata del tema de la identificación y autoidentificación del opositor inmediato y el mediato.

Una pista la encontramos en la supuesta guerra sucia contra Meade con el tema de los videos donde se dice que la cárcel es para ciudadanos y la cárcel para delincuentes.

Esta “guerra sucia” podría provenir igualmente de cualquier adversario. El PRI ya no sabe quién puede estar más interesado en pegarlo cuando, cómo sabemos, quienes van en primer lugar se desinteresan de atacar a su adversarios en segundo o tercer lugar.

El PRI no puede desmantelar su retórica defensora de la continuidad sin destruir su propia defensa de su partido. Al miso tiempo, el lugar más atractivo del elector es el del anti PRI, salvo su segmento duro, claro.

Recordemos que en 2016 el candidato del PRI ocupó el tercer lugar detrás de Felipe Calderón y de AMLO.

En 2018, ¿ocupará nuevamente ese sitio?

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