Tigre de papel

27 de Abril de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

Tigre de papel

salvador guerrero

Si Jesús Reyes Heroles hubiera dicho que de no respetarse el resultado electoral se dejaría suelto “al tigre”, sería citado como demostración clarísima de la veracidad de un comentario más o menos relevante y colorido en un contexto de polarización.

El ilustre priista no compitió nunca por la Presidencia de la República aunque lo merecía más que la mayor parte de los priistas que la ejercieron durante el siglo pasado, si hubiese de considerarse talento, intuición y pasión por México como requisitos indispensables para llegar a la primera magistratura.

Reyes Heroles no dijo eso.

Comentó, en cambio y de manera al menos análoga, que siempre existe un cierto riesgo de despertar a un “México bronco”, más o menos dormido en un país, diré yo, crecientemente institucional, a pesar de las clarísimas prácticas que sostienen la impunidad y que revelan la incompetencia en diversos niveles de gobierno en este 2018.

Entre dichas evidencias por supuesto están los indicadores de la OCDE sobre desarrollo social, los institucionales acerca de la pobreza, los de Transparencia Internacional relativos a corrupción o todas las encuestas que ubican al PRI como el partido más corrupto de la política mexicana.

Así que cuando Andrés Manuel López Obrador afirma, en respuesta a una pregunta de los banqueros, que la desatención del resultado electoral el próximo 1 de julio soltaría “al tigre” solamente actualiza una preocupación bien conocida en el anecdotario de la política mexicana.

Esa preocupación por otra parte, me parece que tiene muy escasa base objetiva: no existen actores políticos capaces o dispuestos a generalizar una situación de inestabilidad social en todo el país; Estados Unidos continúa como una vecina y poderosa nación hegemónica y, lo más importante en esta coyuntura, si a pesar de los aparentes o reales resbalones el político tabasqueño mantiene su conexión real con clases populares, medias y algunos segmentos así sea pequeños de empresarios de toda dimensión -nacionales y extranjeros-, su victoria, “sin tigre”, está a la vista.

Abonan a la improbabilidad “del tigre” postelectoral claras inclinaciones de un electorado mayoritario y contribuyen a ella la improbabilidad de que el PRI desplace a Ricardo Anaya del segundo lugar o de que este se acerque más allá de lo que le permita la PGR.

Así que lo que se dice tigres tigres, solamente los de Nuevo León, los del zoológico y aquellos que tienen en sus casa algunos delincuentes.

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