Ciudadanos

27 de Abril de 2024

Salvador Guerrero Chiprés

Ciudadanos

bronco1

Mientras en España algunos de los liderazgos ciudadanos comienzan a declinar frente a la operación del poder, en México algunos de ellos, particularmente el representado por el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, se mantiene al alza.

La tendencia se ajustará conforme las decisiones ante dilemas de todo gobierno impacten sobre una popularidad construida desde una forma de establecer cercanía y de empatizar con el electorado para abatir a los dos organismos partidarios más conservadores y percibidos como corruptos e ineficientes, de convenir con la elite del sector privado neolonés y de converger con las prioridades programáticas de algunos diarios como El Norte y Reforma, de enorme influencia local y nacional y la capacidad catalizadora complementaria o determinante, según se analice, de las redes sociales.

Por lo pronto las encuestas colocan a El Bronco en una posición extraordinaria al mismo tiempo que el debate, por ejemplo, sobre los abusos del PVEM pueden ser presentados como partes del descrédito de acciones emprendidas por los partidos políticos frente a autoridades electorales lentas u omisas y de cara a los valores estratégicos concedidos por el PRI a su principal aliado.

Lo ciudadano y lo partidario, parecen parte de una dicotomía.

La presencia de El Bronco en todos los espacios y conversaciones relacionadas con el proceso electoral previo y la proyección atribuida al tema de “ciudadanos independientes” en el 2018, su relevancia en conocimiento y suma de opiniones positivas mostrada por las encuestas de casas consultoras del centro del país y de Nuevo León, es ahora más robusta de lo que eventualmente permanecerá al iniciarse el 2017.

El deterioro de la valoración de Podemos en España -ahora en cuarto sitio de las preferencias-, no necesariamente acompañado del de Ciudadanos -en segundo lugar-, el comportamiento de la opinión pública frente a ambas opciones, induce a pensar en la probabilidad de combinaciones que en 2018 posibiliten la integración de un discurso que en forma y contenido, retórica y programáticamente, permita que los ciudadanos o los independientes, a su vez, converjan de manera imprevisible y puedan, lejanamente, insisten los dirigentes de los partidos, crear las condiciones de una redistribución del poder con la afectación de los liderazgos partidarios habituales.

Las elecciones de 2016, particularmente el caso de Veracruz, con un deterioro del PRI dividido y dañado, así como la probable combinación de una alianza PAN-PRD con una buena selección de candidato al gobierno del estado con el tercer lugar en electora en el país, serán una prueba del potencial de inicio del maridaje de discurso de oposición con la procedencia ciudadana de algunas de las emblemáticas candidaturas que distinguieron la elección del 2015.

En España y en México, la recomposición de lo ciudadano y lo partidario paralelamente nos permitirá atisbar muy pronto a qué grado ha cambiado la influencia de los jóvenes, lo ciudadano y las redes sociales, el quehacer político electoral, a pesar de los partidos y gracias a ellos.