Conservación del suelo, clave para el cambio climático

28 de Agosto de 2025

Conservación del suelo, clave para el cambio climático

Las actividades humanas no sólo han contaminado el agua y el aire, sino que ha convertido la tierra en una amenaza para la vida

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Cuando se habla de cambio climático, comúnmente se piensa en las emisiones contaminantes y los residuos plásticos, pero factores como el uso del suelo pasan a un segundo plano. Sin embargo, el aumento de la intensidad de fenómenos como sequías y deslaves tienen su origen en este problema, el cual a su vez está íntimamente relacionado con la contaminación global.

Por este motivo, desde el 7 de julio de 1963 se conmemora el Día Internacional de la Conservación del Suelo, para tomar conciencia sobre la importancia de la tierra, su cuidado y su uso.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), una de las actividades humanas que más perjudica los suelos es la industria de la minería, ya que al excavar a grandes profundidades ocasiona pérdida de estructura y modifica el suelo de una manera que dificulta la reinstalación de vegetación.

Aunado a la modificación del terreno, la minería libera grandes cantidades de metales pesados al ambiente, generando diversos problemas de salud, y recientemente se demostró que prácticas como el fracking (que consiste en perforaciones más profundas e inyección de productos químicos para obtener petróleo o gas) contribuyen a la sequía, deslizamientos de tierra, eliminación de reservas de agua subterráneas e incluso sismos, entre otros problemas.

La agricultura y ganadería industrial es otro de los principales factores que afectan el suelo. Con la modernización de las técnicas de siembra y cosecha. Ahora, las tierras son sometidas a un proceso de producción constante, y para este fin se utilizan fertilizantes y plaguicidas, lo que a su vez aumenta la emisión de contaminantes a la atmósfera.

Actualmente 20% de las emisiones de dióxido de carbono son atribuibles a la deforestación y otras prácticas agrícolas, aunque esta cifra podría seguir subiendo si no se practica una agricultura sustentable.

La principal consecuencia del mal uso de los suelos es la sequía, que se ha incrementado en distintas regiones del mundo como México, Somalia, Estados Unidos e Italia. Más allá de la falta de agua en las zonas afectadas, esta condición elimina la capacidad productiva del suelo, volviendo las tierras infértiles y amenazando todas las formas de vida.

Por este motivo, tanto organismos como la FAO y la ONU han recomendado a las empresas encargadas de estas actividades un cambio de prácticas, mientras que las personas son aconsejadas para cambiar a otros hábitos de alimentación, como el uso de huertos urbanos y otras formas de autoabastecimiento, aunque por el momento, las acciones no han sido suficientes.

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