Consigna PGR a 9 cómplices de El Chapo
Suman 32 acusados por fuga del capo; se esperan avances tras cateos que continuarán en Sinaloa

MARÍA IDALIA GÓMEZ | @Gosimai
A partir de la reconstrucción de lo que hizo Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, al huir del penal de El Altiplano, la Procuraduría General de la República (PGR) consignó esta semana a nueve de sus presuntos cómplices.
A partir de la información aportada por varios de estos detenidos y datos de inteligencia mexicanos y de Estados Unidos, la PGR con apoyo de la Marina inició una serie de cateos en Culiacán, los cuales continuarán esta semana y podrían extenderse a otras ciudades, en bienes vinculados directamente a El Chapo, familiares y posibles socios.
Entre las personas que ya fueron presentadas ante un juez se encuentra un segundo piloto, quien fue el que organizó toda la ruta aérea para el escape. Otros de los detenidos son un mecánico e integrantes del Cártel de Sinaloa, que le facilitaron y apoyaron en su salida del penal de máxima seguridad con insumos, propiedades y renta de equipos.
Esta es la tercer consignación que hace la PGR sobre la fuga del capo ocurrida hace tres meses, con lo que suman 32 personas acusadas. Esta vez no incluye a funcionarios públicos.
Como lo dio a conocer en exclusiva EJE CENTRAL desde la semana pasada, en la columna Estrictamente Personal de Raymundo Riva Palacio, la PGR logró mapear la fuga de El Chapo a partir de la extracción de datos de los teléfonos celulares de los abogados defensores del capo.
Con esos primeros datos lograron descubrir que al salir del penal, el grupo de seguridad que lo protegía lo llevó por tierra, a San Juan del Río, Querétaro, a una pista no comercial, donde lo aguardaban dos avionetas.
Su piloto de confianza, un hombre mayor ya retirado, es el único en quien confiaba el capo para esta tarea, por lo que ordenó que organizará toda la operación aérea, lo esperaba con dos aeronaves pequeñas muy viejas, sin registro actualizado, y acompañado de otro piloto y copiloto, también conocidos por el capo y uno de ellos con registro de acusaciones penales, pero nunca sentenciado.
Se usaron dos avionetas, porque una serviría de señuelo en caso de que las autoridades lograran identificarlos y perseguirlos al escapar del penal.
Después de las 11 de la noche, el capo despegó con dos personas más, el piloto y el copiloto. Los dos integrantes de la tripulación probados por el Cártel y expertos en vuelos de alto riesgo, como el que realizaron por la hora, velocidad, altura y personaje que trasladaban.
En la otra aeronave aparentemente viajaban tres personas más con su piloto de confianza y quien siempre se mantuvo al frente del vuelo, marcando la ruta y la altura, que fue en su mayoría alrededor de los 500 a 100 pies, que es por debajo de lo que detectan los radares.
Sin embargo, las antenas de celulares dejaron rastro, porque se hicieron llamadas rápidas para coordinar la llegada. Lo mismo que los radares dejaron algunos registros, porque hubo tramos en los que debieron elevarse por encima de los 500 pies de altura, por la zona de montañas.
Esas dos huellas las rastrearon las agencias estadounidenses.
Cuando ingresaron al espacio aéreo de Sinaloa, las avionetas se separaron, eso permitiría, aparentemente según lo planeado, confundir a quienes los rastrearon en ese momento o después.
Guzmán Loera aterrizó en una pista clandestina, a la entrada del llamado Triángulo Dorado, donde confluye la Sierra Madre Occidental entre Sinaloa y Durango, zona que conoce desde hace décadas y donde tiene el apoyo del Cártel e incluso pobladores.
La confirmación de que el capo se trasladó en una de esas avionetas se obtuvo de las huellas recopiladas de las aeronaves decomisadas, de donde se extrajeron otros rastros.
El mapeo de vínculos que ha logrado documentar la PGR le ha permitido arraigar a una decena de personas y ahora consignar a nueve presuntos cómplices y colaboradores del capo.