ITZEL REYES | @ItzyBit_Reyes
La descensión escolar es el principal detonante para que los jóvenes se conviertan en delincuentes, esto sumado al maltrato infantil, abandono de los padres, malas condiciones socioeconómicas y la falta de oportunidades, señalaron especialistas.
Además refirieron que 76% de jóvenes, que se encuentran en Centros de Reclusión Especializados para Adolescentes, acusados de cometer delitos graves, fueron golpeados por policías al momento de su detención, el 41% afirmó que fue maltratado por los Ministerios Públicos.
“Son chicos que sienten no tener ningún papel y no tener ningún lugar, no se viven como ciudadanos ni como sujetos de derecho», afirmó Elena Azaola, durante la ponencia “Fábrica de Sicarios”, en el Seminario de violencia en México en el Colegio de México.
La investigadora del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), resaltó que las políticas de seguridad no han dado los resultados que deberían ya que estos jóvenes resultan estigmatizados y son vistos como enemigos de la sociedad, además son excluidos de los derechos, de las oportunidades y del desarrollo.
En el estudio «La reinserción socio familiar de adolescentes en conflicto con la ley» se entrevistaron 278 jóvenes acusados de cometer delitos graves, como homicidio, de los cuales son 247 hombres y 31 mujeres, que están recluidos en Centros de Internamiento para Adolescentes en Coahuila, Sinaloa, Morelos e Hidalgo. También se platicó con 40 familias y 29 funcionarios para poder elaborar un diagnóstico acertado sobre los factores que propician la delincuencia en jóvenes.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y el Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatal 2013, existen 10 millones de adolescentes entre 14 y 18 años en México, de los cuales 12 mil cometieron algún delito y sólo 5 mil casos fueron considerados como crímenes graves.
La investigadora aseveró que muchos de estos jóvenes “iniciaron su carrera delictiva después de mataron a su padre, madre o hermanos, y no hubo nadie que les diera justicia o explicación”. El 35% de los entrevistados confirmó haber cometido robo con violencia, el 22% homicidio y sólo el 10% estar vinculado a la delincuencia organizada.
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LOS RESULTADOS
El 78% de los encuestados tiene entre 16 y 18 años de edad, solo el 8% tiene entre 14 y 15. La gran mayoría de estos adolescentes abandonaron la escuela, esto tiene que ver con las características de su entorno familiar y que tampoco sus padres tenían alto nivel educativo. El 52% cursó hasta algún grado de secundaria, el 30% primaria y 17% el bachillerato.
Muchos de estos jóvenes que están en los Centros de Internamiento afirmaron que fueron maltratados durante su infancia: el 41% sufrió golpes e insultos. De los 278 el 47% abandonó su casa por violencia intrafamiliar y el 12% vivió en la calle o solos y el 43% señaló que algunos miembros de su familia han estado en prisión.
“Cuando la gente siente que no tiene algún lugar en la sociedad lo quiere cobrar muchas veces” afirmó Azaola.
El 61% de los jóvenes señalaron que tenían una situación económica regular o mala y al 17% le faltaba comida. La situación se agrava cuando el 94% de los jóvenes habían trabajado desde niños, como vendedores de flores, franeleros, lavaplatos, etc, y el 64% contribuía con los gastos de la casa. “Estos niños no tuvieron la oportunidad de ser niños”, explicó la investigadora.
No existen estrategias por parte de las instituciones para brindar protección a los jóvenes que salen de los centros, el 45% de los encuestados dijeron que saldrán en las mismas o peores condiciones a como ingresaron, pero que esto dependerá del apoyo que pudieran encontrar en su familia y las circunstancias en las que se encuentren.
La investigadora comentó que para lograr la readaptación de estos adolescentes es necesario mejorar la infraestructura y los recursos destinados a los Centros de Internamiento, debe haber personal especializado e instalaciones adecuadas, y aplicar políticas que mejoren las condiciones de salud y educación para todos los jóvenes. Pero lograr que vivan en condiciones en que su dignidad es respetada y tomada en cuenta de manera cotidiana, es la mejor manera de asegurar la reinserción de los adolescentes a la sociedad.
El 32% consumían drogas diariamente antes de ingresar al centro de internamiento.