El costo de la democracia

27 de Noviembre de 2025

Javier Alatorre

El costo de la democracia

JAVIER ALATORRE

Toj chopol! (carajo), dijo el campesino tsotsil. Toj chopol dijo más veces Juan, pobre desde antes de nacer. El hombre jala una caja de mangos que ya están prietos y que llevó de la costa a los Altos. Los mangos se quedarán sin vender.

No se puede llegar al mercado de Chenalhó cuando las patrullas arden y la clientela de los partidos se cachetea a media calle, descontenta por los resultados de la elección que vienen arrastrando, de la greña desde hace casi un año.

En Chenalhó y otros 12 municipios de Chiapas el pleito poselectoral no tiene fin. Dicen que alguien le está organizando un desmadrito a la autoridad estatal. Pero eso no le importa a la gente que tiene que cruzar el pueblo entre balaceras y casas quemadas. La calentura política los arrastra a todos, rojos y verdes, hasta cambiar alcaldes.

“Aquí no confías en nadie”, dice el de los mangos prietos, a quien las elecciones jamás lo han sacado de la pobreza. Tiene tierra, pegada con sudor, en el cuello de una playera con propaganda partidista. Juan tiene varias camisetas de diferentes partidos y con frases que contrastan con su miseria. Es lo que le dejó la anterior temporada electoral. Nada más.

La confianza en los partidos políticos sigue en picada. Ha caído tanto, que hasta el mismo INE se sumó a la desconfianza y destituyó a todos los consejeros responsables de organizar la elección que,un día sí y otro también, tienen en violencia a 12 municipios en Chiapas.

El próximo domingo serán las elecciones en 14 estados del país. Los candidatos, están como los mangos prietos: pasados y muy caros. Seguro hay uno bueno en la canasta, pero hay que buscarle bien. Son tres mil 289 candidatos, empacados en la desconfianza de los partidos. De ellos saldrán 12 gobernadores, 967 presidentes municipales y 448 diputados locales y 60 asambleístas constituyentes. El concurso del domingo está muy caro. El INE se aprobó un presupuesto para este año de 15 mil 473 millones de pesos. A eso súmele otros siete mil 364 millones de pesos para las OPLES, que es el nombre sangrón que se pusieron los Organismos Públicos Locales, que organizan las elecciones en los estados. Y en la cuenta está el presupuesto de los tribunales que decidirán la elección y así nos vamos pagando la confianza.

Hay una frase muy buena para salir del apuro y que ningún político duda en soltar. ”Es el costo de la democracia”. Hasta ahí vamos bien, sólo falta aclarar que los tramposos son los partidos y no los ciudadanos. De entre tanto candidato, seguro hay gente decente, que no encontró nada mejor que un partido abollado, para salir a la contienda. Hasta el último día las campañas navegaron en un mugrero. Entre verdad y mentira ha salido de todo. Cuates del narco, corrupción sin límite, alianzas oscuras, borrachazos, certeros manchones en la vida privada, acusaciones de gastarse el dinero para la salud de los más pobres. Y la lista sigue y sigue.

Es lo que hay, diría el campesino del cuello mugroso. Como quiera todavía nos queda La Política, así, con mayúsculas y la esperanza de poder caminar al mercado sin moquetazos a media calle, carros quemados, ni ayuntamientos tomados. Veremos.

Cuando llegó al mercado, el de los mangos prietos dijo que vio a los de la CNTE en el camino. Pelando gente.