El distanciamiento ya era habitual para ellos
Cuando se declare la fase tres de la pandemia, las personas en situación de calle corren el riesgo de ser vistas como foco de infección y quedarán más desprotegidos

Lino lleva mucho tiempo viviendo en la calle. En otros años sus aposentos se encontraban en las inmediaciones de la estación del metro Balderas o muy cerca de Taxqueña; y desde hace dos años duerme en cualquier espacio que le acomode en la Alameda Central o en las bancas del Jardín de la Madre, de la alcaldía Cuauhtémoc.
Recuerda que tiene familia. Un día viajó de Puebla al otrora Distrito Federal, la capital del país, para realizarse unos exámenes, pero se perdió, no supo cómo regresar. Un velo cubrió su mente y fue incapaz de recordar el lugar del que venía o los nombres de sus hijos y con el correr del tiempo y varias hipótesis han circulado por su lógica: quizá dejaron de buscarlo o tal vez murieron todos. Lo único que tiene claro es que desde aquel accidente de la memoria, la calle fue el único lugar que lo recibió y desde entonces deambula en los mercados pidiendo dinero y comida, ofreciéndose a realizar mandados, acostumbrado a que la gente huya al verlo porque su apariencia es feroz.
De acuerdo con el último censo disponible elaborado por el gobierno de la Ciudad de México, la población en situación de calle asciende a cuatro mil 357 personas, de las que 82% son hombres. Otros dos mil 400 pernoctan en albergues públicos y privados, pero de día se las arreglan como pueden para conseguir ingresos, asearse en fuentes públicas y defecar en las esquinas.
De acuerdo con estudios realizados por El Caracol A.C., organización que nació como una alternativa para la inclusión social de poblaciones callejeras, la esperanza de vida de quienes viven en las calles es de entre 25 y 30 años, 40 menos que el resto de la población, debido al deterioro natural de la exposición, la alimentación, en algunos casos el uso de solventes, pero principalmente por la falta de acceso a servicios de salud.
82 por ciento de las personas que viven en la indigencia en la capital del país son hombres.
Una semana antes de que el gobierno de la Ciudad de México anunciara un plan de protección para la población en situación de calle, la organización encabezada por Luis Enrique Aguilar Hernández, aplicó una campaña que duró una semana para prevenir la propagación de Covid-19 en 30 grupos de población callejera que deambulan por las alcaldías Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza y Coyoacán.
Con apoyo de la Clínica Condesa, seis brigadistas se dieron a la tarea de difundir información oficial sobre la pandemia, así como la distribución de gel antibacterial y cubrebocas.

›En sus recorridos, detectaron a cinco personas que presentaban síntomas asociados y les solicitaron que acudieran a los servicios de salud si llegaban a presentar insuficiencia respiratoria.
Pero no es una garantía. Según un informe de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, la exclusión de los servicios de salud representa una de los principales problemas para grupos víctimas de prejuicios y estereotipos y en el caso de las poblaciones callejeras, los obstáculos para acceder sin discriminación a servicios de calidad alcanzan dimensiones superlativas.
“En la medida en que esto avance y se declare la fase tres, se van a quedar sin recursos, tienen menos dinero y será necesaria la intervención de la autoridad. Al estar ellos en la calle y no tener la posibilidad de confinarse se corre el riesgo de que se les vea como foco de infección. Están en una situación de desventaja y necesitan protección”, dijo Aguilar Hernández.
La semana pasada, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, presentó un mecanismo de atención a población en situación de calle a través de albergues transitorios y Centros de Asistencia e Integración Social con capacidad para dos mil 500 personas.
“En la medida en que esto avance y se declare la fase tres, se van a quedar sin recursos. Al estar ellos en la calle y no tener la posibilidad de confinarse se corre el riesgo de que se les vea como foco de infección. Están en una situación de desventaja”. Luis Enrique Aguilar Hernández, director de la organización Caracol A.C.
25-30 años es la esperanza de vida de las personas en situación de calle, según Caracol, A. C.
Además desplegaron brigadas que trabajan en las calles para detectar a personas en condición de vulnerabilidad que las invitan a acudir a los centros, pero la respuesta es baja, de acuerdo con las propias autoridades.
El Caracol ve con buenos ojos la campaña, pero no le impide verla con cierto escepticismo: “Que una persona en situación de calle recupere la confianza en las autoridades es casi imposible. Cada uno de ellos representa una derrota social porque ni la familia, ni la comunidad, ni las instituciones del estado lograron evitar que llegaran a las calles. La calle termina siendo el último recurso para una persona que no logró la protección de todas las instituciones”.
Como muchos, Lino hace lo que puede por sobrevivir. Dice que sólo una vez robó por hambre y que de milagro se salvó de un grupo de jóvenes borrachos que querían golpearlo. Hace poco escuchó de una nueva enfermedad que está matando a mucha gente en el mundo, pero no le quita el sueño. Es más probable que muera alcanzado por otras enfermedades, dice antes de partir con un costal repleto de latas de refresco y botellas de plástico.
Socorro. El gobierno de la CDMX destinará dos millones de pesos para atender a las personas en situación de calle durante la contingencia sanitaria.