El guardián

28 de Abril de 2024

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El guardián

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—Tenemos una situación… —¿Ahora qué? —preguntó molesto, sentado a la cabecera del comedor donde suele desayunar con algunos de sus colaboradores para revisar la síntesis de prensa y la agenda del día. —Nos contactaron del periódico The Guardian, para preguntarnos acerca de la propiedad de la señora en Miami.

El Presidente quitó la cara de preocupación y continuó comiendo. Había corrido un par de kilómetros más de lo que diario recorre por las mañanas, y tenía bastante apetito. Agregó al poco tiempo: eso no es nuevo, ¿no es cierto? Ya lo conocemos. Ella lo adquirió en el 2005, mucho antes de que siquiera nos conociéramos.

—No es eso. Alguien filtró a la prensa británica, que la primera dama está utilizando también el departamento colindante. —¿Cómo que está usando el departamento colindante? —preguntó interesado mientras bebía un sorbo de café. —En realidad, el problema parece ser simple: a la señora la buscaron los vecinos del departamento de arriba, y como lo usa poco, le pidieron rentarle el inmueble. —¿Se lo están pagando? —Sí, parte del acuerdo fue que pagarían los impuestos de la propiedad, y que la primera dama podría utilizar ambos inmuebles algunas fechas previamente acordadas. —No veo que eso sea un problema. —Pero se trata de un empresario importante, el vecino. —No sería posible que un empresario no importante tuviera un departamento en Miami. Como te dije, no veo problema —sentenció antes de levantarse de la mesa y dar por terminada con cierta tosquedad, la conversación y la reunión. Se retiró a sus oficinas privadas sin invitar a nadie más.

Su asesor se quedó frío. Sabía perfectamente, que todo lo que les investiguen, por muy claro que sea, se convertirá tarde o temprano, en un escándalo y ya tenían muy afectada la imagen. La gente estaba cansada de la impunidad y en su opinión profesional, hubiera sido importante emitir un comunicado que aclarara toda la situación, pero nunca le han hecho caso al respecto de la comunicación oficial.

Mientras caminaba hacia su pequeña oficina en el interior de la residencia oficial, el asesor pensaba en que sería por demás importante, encontrar quién fue quien filtró esa información a los medios internacionales, sin saber que del otro lado del inmueble, el Jefe del Ejecutivo, estaba realizando varias llamadas personalmente, a través del teléfono rojo. —Quiero saber con exactitud quien filtró esa información. La sabía poquísima gente, y te aseguro que ninguno de los afectados lo habría hecho. O nos están espiando las telecomunicaciones estos millonarios, o alguien muy cercano nos está quemando con fuego amigo. —Fui yo —le respondió con frialdad la voz del otro lado del auricular. —¿Tu?, pero qué te pasa, no entiendo… —le cuestionó el Presidente. —Es la excusa perfecta para que te divorcies. —No puedo hacerle esto... —Piénsalo con calma. Puedes matar dos pájaros de un tiro. Por un lado, te separas y por el otro, limpias tu imagen…