El manuscrito Voynich (parte 2)

19 de Noviembre de 2025

J. S Zolliker
J. S Zolliker

El manuscrito Voynich (parte 2)

manuscritoVoynich

Todo hace sentido, le dice a Vittoria, quien lo mira sorprendida. A veces, millones de posibilidades se encadenan, se unen, se adaptan, para que dos personas se encuentren, o para que se descifre un misterio que lleva siglos oculto.

El texto de Voynich fue escrito de izquierda a derecha, con un margen derecho desigual. Igual lo hacía Miguel Ángel, que se lo aprendió a Leonardo Davinci para esconder sus claves. Por ello, las secciones más largas se encuentran partidas en párrafos con “viñetas” y los signos de puntuación parecieran usarse al antojo. No es tal.

PRIMERA PARTE | El manuscrito Voynich

El texto consiste en más de 170.000 signos que significan letras o palabras, lo mismo que en los textos mayas o en los egipcios. En el texto, estos se separan unos a otros, gracias a pequeños puntos que asemejan manchas, apenas perceptibles para el ojo no entrenado. Cabe aclarar que el texto constaba de exactamente, 33 mil palabras.

Aparte de los glifos, que son 33 en total en todo el manuscrito, hay algunos caracteres “extraños”, muy comunes en los textos de alquimia, cuyo ideal era poder experimentar con la materia hasta convertirle en oro. ¿Será posible que se trate de un manual que esconda varias recetas inmemoriales? Hay un autor italiano que afirma que Miguel Ángel era un secreto alquimista. Él lo recordó cuando observó que en los dibujos astronómicos del artista, aparecía un mapa de la bóveda celeste donde la Osa mayor se conectaba con la menor, a través del dibujo de dos manos. Y ahí fue —exactamente en ese momento— donde se le ocurrió que todo pudiera conectarse con la capilla Sixtina.

Porque además de todas las “coincidencias” anteriores, la capilla Sixtina tiene los frescos más conocidos de Miguel Ángel. Sí, la Capilla Sixtina es la mas famosa de las residencias del papa, y es la capilla más importante de la curia romana (ahí se reúnen los cónclaves de todos los cardenales, y ahí también, se vota por los nuevos papas). Sus frescos son sobre la vida de Moisés (a la izquierda del altar), sobre el juicio final, y los de la bóveda, son una obra impresionante; nadie puede no verla directamente, pues se trata de una obra de arte sin precedentes que cambiaría el curso del arte occidental.

Para ello, el artista y genio Miguel Ángel, usó colores vivos, visibles desde abajo. Pintó escenas bíblicas transcendentales incluyendo a los antepasados monárquicos del Cristo. Hay 333 figuras que muestran la Creación, a Adán y Eva en el Edén, al Diluvio Universal y demás sucesos bíblicos importantes en 333 metros cuadrados de superficie. Como decía, imposible no quedarse anonadado al admirar la obra sin igual.

—Ahí justo está el secreto de todo. —¿En los frescos del techo de la Capilla Sixtina? —le preguntó Vittoria con atención. —No, en el hecho de que todo mundo mira hacia la bóveda —le contestó— el secreto, el patrón que todo lo une, está ahí escondido a la vista de todo el mundo. —¿A qué te refieres? —A eso mismo. El secreto está donde nadie mira: en el suelo.

Vittoria abre los ojos sorprendida. Sonríe. Lo besa apasionadamente. Eres un genio y te admiro. No puedo creer que llevamos quince días de conocernos y ya no puedo esperar a pasar la eternidad contigo. Él sonríe con seguridad y orgullo. Ella le pone los pechos en la cara, para que pueda besarlos. Apenas lo hace, con un movimiento rápido, ágil, exacto y entrenado, le gira velozmente la cabeza con ambas manos y le rompe el cuello. Addio, amore mío. Mi mancherai.