EL PVEM: La otra dimensión de la política

9 de Agosto de 2025

Lorena Becerra

EL PVEM: La otra dimensión de la política

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El Partido Verde Ecologista de México ha ocupado el centro del debate en la agenda electoral en semanas recientes. Por un lado, algunas encuestas lo colocan con una intención de voto de dos dígitos. Por otro lado, su campaña publicitaria ha sido objeto de ataques severos por onerosa, abusiva, falsa y prácticamente ilegal. Frases como “un voto por el PVEM es un voto por el PRI” y “no permitamos que el Partido Verde siga engañando a los votantes” son multicitadas por sus detractores. Todo indica que el PVEM se ha convertido en uno de los principales adversarios a vencer de cara a las próximas elecciones. El Partido Verde ha sido capaz de ocupar un espacio en el espectro electoral que otros partidos no han alcanzado. Su núcleo principal de simpatizantes se compone de individuos de nivel socioeconómico medio bajo, mayoritariamente urbanos y poco sofisticados en términos de información política. Una buena parte de éstos son mujeres y jóvenes. También se caracterizan por desaprobar a Enrique Peña Nieto y por manifestar un fuerte desencanto con los tres grandes partidos. Pero, lo más importante, son personas que votan; es decir, están fuera del alcance de las campañas que llaman a anular el voto. El éxito del PVEM radica en las temáticas de las que se apodera y que lo ubican en nichos muy claros del mercado electoral. Por un lado, sus propuestas de dureza contra el crimen hacen referencia a la derecha ideológica. Por otro lado, su oferta de vales para medicinas refleja un entendimiento de las necesidades básicas del grosso de las familias mexicanas que padecen descalabros económicos fuertes a causa de gastos en salud. Finalmente, su aspecto ambientalista y de atención a los animales apela directamente a los votantes de nueva generación que se identifican con valores posmodernos. De esta forma, el PVEM ha logrado aglutinar a aquellos electores que buscan ver acciones contundentes en áreas que les importan, aunque el partido de su preferencia no gobierne. Y, de manera muy astuta, el Partido Verde ha sabido vender la idea de que entrega resultados tangibles en temas específicos, por diversos que éstos sean. De ahí que su campaña hace alarde de logros tan variados como haber acabado con los circos que utilizaban animales, hasta la entrega gratuita de lentes graduados y la máxima pena para secuestradores. En realidad, la campaña del Partido Verde no se trata de compromisos cumplidos; se trata de posicionarse en temáticas claras que atraen a este tipo de votantes. Esta mezcolanza de dureza contra el crimen, acciones sociales, propuestas humanistas y valores posmodernos hace del PVEM una opción sui géneris muy difícil, no sólo de acotar, sino contra la cual competir. En términos ideológicos el Partido Verde es una opción formidable que se asemeja a los nuevos movimientos que estamos observando en países de América Latina y Europa, como Podemos en España. Pero repito: esto es, ideológicamente. En términos prácticos los líderes del Partido Verde están totalmente divorciados de cualquier ideología. Buscan ocupar puestos de poder con el fin de hacer negocios; avalan cualquier propuesta o acción que el PRI proponga siempre que se les recompense adecuadamente; y seguirán siendo aliados fieles del tricolor porque éste sí les brindó lo que Vicente Fox les negó – una secretaría de estado y otros cargos importantes. Se publicitan como una opción distinta al resto de los partidos cuando en realidad se han convertido, intencionalmente, en un Mini-Me del PRI. Los líderes del Partido Verde buscan seguir creciendo con la fórmula que se ha hecho evidente año con año: un PRI débil requiere de un PVEM fuerte. Como resultado, estén las encuestas captando correctamente la intención de voto o no, el PVEM ha pasado de ser un partido emergente y comodín del mejor postor a una amenaza latente para más de un partido. El Partido Verde se ha posicionado en una dimensión de la política en donde prácticamente todos los partidos pueden identificar a un segmento de votantes que quisieran tener de su lado el próximo 7 de Junio. Para el Partido Acción Nacional, el PVEM representa un freno a su crecimiento con el cual no puede aspirar a nivelarse con el PRI. El recién creado Partido Humanista compite directamente con la oferta ideológica del Partido Verde. El PANAL ha sentido reducido su campo de acción cuando el PVEM se atribuyó logros en el tema de cuotas escolares y comienza a esbozar una agenda educativa. Y Movimiento Ciudadano ya no posee el monopolio del sentimiento anti partidista con la fuerza que ha tomado el Partido Verde. Todo esto explica el interés de muchos por debilitar al PVEM e informar al electorado acerca de la cercanía fáctica de éste con el PRI. La apuesta es apelar al anti partidismo de los votantes del Partido Verde que, al enterarse de que en realidad están votando por el PRI, le retiren su voto. Sin lugar a dudas, si esto tiene éxito, el PRI también se verá restringido. Pero es importante recordar que aunque parte de ganar elecciones sí consta de debilitar la oferta del adversario, otra buena parte también requiere de robustecer la oferta propia. Esperemos que los partidos mencionados también estén trabajando arduamente en esta última parte. @lorena_becerra