Ir o no ir a la escuela, el gran dilema

27 de Abril de 2024

Lourdes Mendoza
Lourdes Mendoza

Ir o no ir a la escuela, el gran dilema

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Ir o no ir a la escuela, ese es el gran dilema. Mientras el impresentable del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, planteó que las clases presenciales deban ser una actividad esencial en tiempos de Covid-19, bueno… el año pasado dijo EXACTAMENTE lo contrario, la que no da señales de humo es la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez.

Si no la hemos visto es porque no está bien de salud. Maestra, es usted la única que puede decidir si en este momento coyuntural tiene la vitalidad para guiar la educación del país. Le mando mis mejores deseos para que se recupere pronto.

Ustedes se preguntarán por qué insistir en el regreso a clases si los niños y jóvenes son los más vulnerables ante la variante Delta y los menores de edad no tienen vacunas. Si los contagios por Covid-19 en el pasado eran menos que los de hoy y no había clases presenciales, ¿por qué ahora acudir a la escuela?

¿Qué cambió para que haya clases presenciales así llueva, truene o relampaguee? ¿Acaso todas las escuelas han sido modificadas para que haya mayor espacio y ventilación?, ¿los maestros ya tienen programada una segunda dosis de Cansino?...

El Financiero sacó una encuesta: 62% de los entrevistados a nivel nacional está en desacuerdo con las clases presenciales ante el aumento de contagios por Covid-19. En la CDMX, sólo 35% está a favor de acudir a las escuelas.

Pero ya saben que en la 4T siempre tienen otros datos y la “regenta” Sheinbaum, dijo que 95% de los niños quiere regresar a clases porque desea tener de vuelta esa vida social, de acuerdo con una encuesta realizada por la Comisión de Derechos Humanos capitalina. Por cierto, ¿dónde podemos ver esta encuesta?

Obvio que la mayoría de los niños quiere convivir con sus compañeros, que los padres queremos una mejor educación para nuestros hijos y que los maestros les resuelvan sus dudas frente a frente. Eso no está a discusión, la pregunta es si hay condiciones para ello.

Por los momentos del coronavirus todos los integrantes de las familias están aprendiendo a conjugar el verbo “frustración”. Yo me frustro, tú te frustras, nosotros nos frustramos…

Los momentos son iguales para los niños de escuelas públicas o privadas, pues no todos tienen tele o una buena señal para sincronizar claramente el canal donde se imparte la clase o computadoras en su casa o una buena señal de internet.

Los niños de primaria debían estar sentados enfrente a la tele, dos horas poniendo atención y había varios contenidos que ni entendían bien porque estaban en español de España o Argentina. Si ustedes tienen niños no me dejarán mentir, estos momentos fueron casi imposibles.

Y seguramente se volvieron locos en las clases virtuales: niños que pedían a la maestra que les explicara varias veces el ejercicio, quienes se lograron conectar a mitad de la clase, papás interrumpiendo al profesor, maestras que terminaban por rendirse y solicitar apoyo a los padres para terminar un ejercicio, mamás gritándole a sus hijos por estar distraídos… Estos momentos han puesto en riesgo las relaciones familiares.

Y qué tal nos pusieron 11 meses este ciclo escolar, ¿quién va a pagar un mes más de colegiatura en las escuelas privadas?

Mientras tanto, universidades públicas y privadas o tienen clases virtuales o híbridas y ¡ojo!, los jóvenes ya pueden vacunarse.

El doctor Francisco Moreno, Premio Nacional de Salud 2020, lo dice bien, los niños regresarán a las clases eventualmente, no deben hacerlo por decreto, sino cuando haya menos contagios, más vacunados, mejores protocolos y maestros y padres de familia bien informados.

Hoy prevalecen las dudas y un gobierno que no explica, impone. ¿Qué podemos esperar si el encargado de los libros de texto dice que leer por goce es un acto de consumo capitalista?, ¿para esto quisieron abrogar la Reforma Educativa de Peña Nieto?

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