La prioridad de AMLO: no ser criticado

5 de Mayo de 2024

Lourdes Mendoza
Lourdes Mendoza

La prioridad de AMLO: no ser criticado

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El presidente Andrés Manuel López Obrador prefiere no asistir al Senado para evitar críticas de la oposición que estar en la ceremonia en la que se entregará la medalla Belisario Domínguez a doña Ifigenia Martínez. Ojo, la senadora no es cualquier persona, es una de las fundadoras de la izquierda y una de las mujeres más cercanas al tabasqueño.

Si hay algo que no se merece Ifigenia Martínez es que AMLO le haga esa grosería. Ella es una de sus mentoras, es más, el día de su toma de protesta como presidente, el tabasqueño entró a San Lázaro del brazo de doña Ifigenia, a quien le dedicó su triunfo.

En 2018, justo el día en que terminaron las campañas electorales, doña Ifigenia renunció a 29 años de militancia en el PRD, al partido que fundó en su histórica casa de Coyoacán y ¿saben a quién apoyó? ¡A Andrés Manuel!

La reconocida economista, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo son nombres que no necesitan presentación en la izquierda y en la construcción de la democracia mexicana y tal parece que AMLO comienza a alejarse de sus más cercanos y viejos compañeros ‘de lucha’, a quienes parece no escuchar en sus múltiples llamados para enderezar el camino.

Doña Ifigenia no es de las que tiene lealtad a ciegas. Ella estuvo en contra de la desaparición de 109 fondos y fideicomisos en materia de ciencia, cultura, deportes y derechos humanos que el tabasqueño quiso eliminar al asegurar, sin pruebas, que había corrupción.

Tampoco pudo contener la risa al referirse a la petición de López Obrador para que España se disculpe con México por la matanza de indígenas ocurrida hace 500 años, durante La Conquista.

Un tuit de la senadora Lilly Téllez bastó para que el tabasqueño tomara la decisión y le enviara una carta a su mentora: “Tengo el deber de informarle que no estaré presente en dicha ceremonia porque una legisladora del bloque conservador está convocando a que se me falte al respeto y considero que no debemos caer en ninguna provocación que ayude a la élite del poder económico y político, ni a sus empleados y voceros”.

“Agradezco las emotivas y generosas palabras del presidente. Anoche platiqué con él y coincidimos en reunirnos para continuar trabajando en el proyecto de transformación de la República. ¡Seguiremos adelante!”, escribió la maestra en su cuenta de Twitter, con lo que confirmó que es una persona que antepone sus ideales.

Con esas formas, AMLO no sólo le restó importancia al reconocimiento a la trayectoria de su mentora, sino que provocó que se atentara contra Lilly Téllez, quien tuvo que pedir ayuda a la policía cibernética porque hubo mensajes que amenazaban a su hijo. ¡Inaudito!

Ojo eh, porque el presidente provocó que no sólo en las redes, sino en el propio Senado, Lilly Téllez fuera un blanco de la agresión, lo que es inaceptable.

“El presidente tiene que salir de la burbuja de lisonja en la que vive, mi tuit no era un llamado a la agresión, ni que fuera igual a Noroña, Layda Sansores o Micher”, contestó Lilly.

El tabasqueño debería de aprenderle a EPN, quien en 2015 asistió a la entrega de la Medalla Belisario Domínguez y Layda Sansores, hoy gobernadora de Campeche, lo increpó, le dio una carta en la que pedía su renuncia y le regaló un libro de la Casa Blanca. ¡Así de fuerte!

El senador Mario Zamora fue uno de los que le pidió al presidente ir a la ceremonia porque que nunca lo vio con temor ni miedo en Badiraguato: “a los buenos pitchers, nadie, nunca, les ha robado el home”.

Ojo, el presidente no está obligado a asistir a la ceremonia del 7 de octubre en la que, por cierto, no puede dar un discurso, sólo es invitado. Sin embargo, su ausencia dirá más que mil palabras. ¿A qué o a quién le teme realmente López Obrador?

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