La corrupción del gigante brasileño Odebrecht en México, iba a quedar algún día al descubierto. Por años, los ejecutivos de Odebrecht hablaron con gobernadores en todo el país y a través de la intermediación de Luiz Inácio Lula da Silva, el ex presidente que recibía sus favores y fuertes compensaciones económicas y materiales, obtuvieron citas al más alto nivel en el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto. Qué tanto de todas las obras que hicieron en territorio mexicano fue resultado de la corrupción, falta por saberse. Pero lo que quedó claro es que por un lustro, Odebrecht creció en México al amparo de funcionarios y políticos a los que pagó decenas de millones de dólares en sobornos.
El esquema de corrupción que se dio entre 2001 y 2016, narrado en documentos de la Corte Federal de Brooklyn, en Nueva York, provocó que el pasado miércoles el gigante brasileño aceptara pagar una multa de tres mil 500 millones de multa –la más alta en la historia de Estados Unidos-, al haber utilizado el sistema de pagos de esa nación para sus operaciones ilegales. Durante ese periodo, Odebrecht pagó 439 millones de dólares en sobornos a funcionarios, legisladores y políticos en México, Angola, Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, Mozambique, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela, “a fin de asegurar una ventaja indebida para obtener y mantener los negocios en esos países. Como resultado, Odebrecht obtuvo beneficios de más de mil 400 millones de dólares como resultado de esa corrupción”.
Como acostumbra la documentación de las Cortes federales estadounidenses, lo que dan a conocer son sólo ejemplos de cómo se dieron los casos de corrupción. No hay nombres de corruptores, a quienes en este expediente se refieren como “empleados” y “brasileños”, y tampoco de corrompidos. Cuando se refieren a las naciones donde se realizaron los pagos ilegales, se escogen ejemplos, pero no se abordan todos aquellos ilícitos cometidos. Es el caso de México, donde la acusación contra Odebrecht establece que entre 2010 y 2014 la empresa pagó sobornos por más de 10 millones de dólares a funcionarios mexicanos para asegurar que les dieran obra pública, con lo cual obtuvo un beneficio de 300%.
Uno de los ejemplos que divulgó la Corte neoyorquina es el de un caso en octubre de 2013, donde Odebrecht “aceptó pagar un soborno a un alto funcionario de una empresa paraestatal mexicana, controlada por el Estado, a cambio de ayudar a Odebrecht a ganar un proyecto. Entre o alrededor de diciembre de 2013 y finales de 2014, Odebrecht, a través de la División de Operaciones estructuradas, pagó a ese funcionario seis millones de dólares”. El conglomerado brasileño tiene un largo historial de negocios en México, junto con su filial en el campo de la petroquímica, Braskem, que también es acusada de sobornos a partidos políticos en Brasil y a funcionarios y legisladores en otras partes del mundo, pero que en la acusación en la Corte no figura México.
Las dos empresas tienen fuertes intereses en México, y es fácil ver su historial de negocios a través del portal de Transparencia del gobierno mexicano. En 2014, el año que usa la Corte en Brooklyn como ejemplo de la corrupción en México, Odebrecht ganó la licitación de Pemex, a través de su filial Tag Pipelines –que tampoco figura en los documentos del caso-, del tramo dos del colosal desarrollo del gasoducto “Los Ramones”, que recorre los estados de Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas. El contrato fue de 935 millones de dólares. No existe en esta documentación ningún indicio de que este es el contrato por el cual se pagó un soborno de más de 120 millones de pesos al cambio actual.
La relación de Odebrecht con esas dos paraestatales era amplia para ese entonces, pero son pocos los mega contratos que se adjudican a un conglomerado, como sucedió con ese tramo de “Los Ramones”, o como el que se dio en 2011 para la construcción del Complejo Petroquímico Etileno XXI en Coatzacoalcos, Veracruz. Esa obra dio vida al complejo más grande de su tipo en América Latina, y contó con todo el apoyo de los gobernadores Fidel Herrera y su sucesor, Javier Duarte, quienes fueron siempre festejados por los ejecutivos de Odebrecht. En el caso de Duarte, hizo viajes a su sede en Sao Paulo con gastos pagados, como secuela de esa obra que le dará fuertes ganancias a los brasileños y beneficios indirectos de ella a Duarte y su círculo cercano, que antes compraron terrenos a bajo costo en la zona del complejo, cuya plusvalía actualmente se disparó.
Odebrecht y su filial Braskem fueron desnudadas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos. “Usaron una unidad de negocios oculta pero completamente operativa, digamos un Departamento de Sobornos, que sistemáticamente pagó millones de dólares a funcionarios corruptos en países de tres continentes”, dijo el asistente del procurador general, Sung-Hee Suh, responsable de la División Criminal. “Usaron el sistema bancario de Estados Unidos para disfrazar la fuente y el desembolso de los sobornos mediante el movimiento del dinero a través de empresas fantasmas”. Las autoridades estadounidenses, en coordinación con las suizas y las brasileñas, ya hicieron parte de su trabajo. En México vivimos en déficit. Los sobornos se remontan al gobierno de Felipe Calderón, pero el ejemplo utilizado fue del gobierno de Peña Nieto, un dato que no pueden soslayar.
Nota: Esta columna reanuda su publicación el lunes 2 de enero de 2017. rrivapalacio@ejecentral.com.mx twitter: @rivapa