El Estado

21 de Agosto de 2025

Miguel González Compeán
Miguel González Compeán

El Estado

Herética Lex

Cuentan los que lo oyeron, casi todos muertos, que el presidente Ruiz Cortines cuando se enojaba en privado, mentaba madres y se refería al motivo de su molestia con “un chinga tu madre”; seguidamente decía: “Discúlpame, investidura, pero de verdad ‘fulano’ que vaya y chingue a su madre”.

Ruiz Cortines entendía una cosa, sencilla, pero muy importante. El jefe del Estado mexicano y Presidente de México es una persona, Adolfo Ruiz Cortines era otra, y lo único que los identificaba era que estaban todos contenidos en la misma piel.

Sin embargo, a cada uno de esos tres roles les tocan responsabilidades distintas, todas descritas en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos.

Al jefe del Estado (con mayúscula), le toca representar a México en el exterior, asumir su labor en el cuidado de la integridad de la nación y de la seguridad nacional. Le toca buscar la concordia nacional y establecer el destino al que la nación debe enfocarse. Al Presidente le toca gobernar, establecer prioridades, cuidar los dineros públicos y velar porque la ley se cumpla, sí o sí, en todos los casos, además de compartir el poder como indica la Constitución con el Poder Legislativo y el Judicial.

A Adolfo Ruiz Cortines le tocaba hablar con su mujer, disculparse en privado con la investidura, cuando sentía que era necesario y velar por el bienestar de su familia. La historia ha tratado con generosidad a ese Presidente y se le reconoce que cumplió sus tres papeles con razonable eficacia y eficiencia.

El día de hoy, nos enteramos que ayer, en la celebración de los Niños Héroes, el Presidente con cierta sorna y soberbia, declaró que a las celebraciones de la Independencia de México, no estaba invitado el Poder Judicial. Así lo reportaron los medios:

“El presidente Andrés Manuel López Obrador conmemoró el 176 aniversario de la Defensa de los Niños Héroes del Castillo de Chapultepec, donde lo acompañó el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, quien refrendó a las Fuerzas Armadas como bastión del Estado mexicano para seguir contribuyendo en los proyectos que impulsan el bienestar y desarrollo del país. En el evento los ausentes fueron representantes de los poderes Legislativo y Judicial. Al tomar la palabra, el titular de la Sedena aseguró que “seguiremos velando por la seguridad, integridad y soberanía del país, seguiremos colaborando hombro con hombro con la sociedad como lo establece la ley, seguiremos contribuyendo en los proyectos que impulsan el bienestar y el desarrollo de nuestra nación desde una visión amplia de lo que es nuestra seguridad nacional”.

En el evento, estuvo presente el gabinete federal; sin embargo, los titulares o representantes de los poderes Legislativo y Judicial no asistieron al no haber sido invitados, como es tradición de cada año. Cuestionado sobre si invitará a los integrantes de los poderes Legislativo y Judicial a la ceremonia del Grito, el mandatario tajante respondió que “no están invitados. Sólo estará una representación del Ejecutivo, muy limitada y austera, nada de la parafernalia de antes”.

AMLO aceptó que no tienen buena relación con el Poder Judicial; “no tenemos buenas relaciones con el Poder Judicial, es notorio y de dominio público. Se han dedicado a actuar en contra de la transformación y nosotros consideramos que están en contra del pueblo, son representantes de la oligarquía, de una minoría corrupta y rapaz”.

El problema es que él no tiene las facultades, la tarea y el propósito de hacer valer lo que Andrés Manuel López Obrador piense. Como jefe del Estado y como Presidente, tiene la obligación de reunir a todo el poder público para realizar una celebración como la de la Independencia y despojarse de sus filias y fobias personales en favor de un proyecto mayor: México. Después de cinco años no lo ha entendido y el país habrá de pagarlo. Nada más, pero nada menos, también.