Este viernes marca el inicio de operaciones del Tren Maya en su tramo Campeche-Cancún, cumpliendo con la promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador de inaugurar la gigantesca obra de mil 554 kilómetros en diciembre de 2023.
Sin embargo, el proyecto, elogiado como un orgullo de la ingeniería civil y militar mexicana, ha enfrentado múltiples controversias y ajustes que han triplicado su presupuesto inicial.
La construcción del Tren Maya, que conectará los estados de Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, ha sido objeto de críticas debido a incumplimientos en los acuerdos con comunidades locales. A pesar de la expectación, menos de la mitad de la extensión total estará operativa a partir de este viernes, generando interrogantes sobre la viabilidad del proyecto a medida que se acerca el fin del mandato de López Obrador en 2024.
Los boletos para el primer viaje se agotaron rápidamente, a pesar de su costo superior a mil pesos.
La gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, defiende el Tren Maya como un “legado” del presidente López Obrador y un símbolo de “prosperidad compartida” que fusiona modernidad con la riqueza cultural milenaria maya. A pesar de la expectativa de millones de mexicanos, la inauguración del proyecto plantea preguntas sobre su impacto real y la necesidad de abordar las preocupaciones de las comunidades afectadas.
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