La Comuna del 68: la contracultura y el rock, una máquina de guerra

16 de Junio de 2024

La Comuna del 68: la contracultura y el rock, una máquina de guerra

Promo-68

Hacia finales de 1968, la protesta cobró forma en la literatura, la pintura y en la música, entonces el arte fue la nueva forma de resistencia

“Por doquier escucho el sonido de pies cargando y marchando, chico… Porque el verano está aquí y es el momento correcto para pelear en la calle… ¡Oye! Dije mi nombre, me llamo disturbio…”, sonaba entonces el golpe seco y demoledor de la batería de Charlie Watts y el bajo de Bill Wyman, con las guitarras de Brian Jones y Keith Richards, y la voz rabiosa de Mick Jagger con Street fighting man. Era la música de los jóvenes estudiantes anarquistas que pelean y gritan a los policías en las calles de las históricas jornadas del Mayo Francés.

Hacia finales de 1968, la Guerra Fría vivía sus momentos más críticos y desde entonces, diversas corrientes de izquierda sobre todo la llamada Escuela de Frankfurt, hacen una crítica implacable a la tergiversación del pensamiento marxista en ese país. En la antípoda correspondiente, Estados Unidos refuerzan la idea del confort, la gratificación, la libertad y el consumo con la terapia psicológica del american way of life.

[caption id="attachment_918043" align="alignright” width="600"] Ideólogo 
de la 
revolución. Hacia 1968, las lecturas que ponían en la teoría y praxis a los estudiantes se vinculaban a los libros de Hebert Marcuse Eros y Civilización, de 1954, y El Hombre Unidimensional, de 1964.[/caption]

Escuela de Frankfurt

Durante la década de los 60, tanto las ideologías capitalistas como socialistas estaban en franca crisis. Una tercera vía había aparecido, sobre todo en el Mayo Francés, con ideas marxistas y anarquistas e inclusive del pensamiento maoísta que contagiaba a los sectores, estudiantiles del mundo.

Este nuevo proceso de pensamiento radical, conocido como la The New Left, habría comenzado con la fundación en 1923 de la llamada Escuela de Frankfurt, encabezada por el filósofo, historiador y crítico Walter Benjamin, rodeado de otras figuras de la época como Leo Löwenthal, Max Horkheimer, Theodor Adorno, Erich Fromm y Herbert Marcuse, máximo líder intelectual en las universidades de Friburgo en Alemania y la Universidad Libre de Berlín, Columbia, Harvard y el sur de California, en Estados Unidos; también la Universidad de Nanterre, la Sorbona en Francia y hasta la UNAM en México.

Otra de las corrientes filosóficas en boga durante los años 60 fueron el existencialismo y hasta el nihilismo. El primero que había comenzado con Søren Kierkegaard y teniendo como sucesores a Albert Camus y Jean-Paul Sartre, así como la corriente pesimista de Arthur Schopenhauer, o el nihilismo y la crítica devastadora de la moral judeocristiana de Friedrich Nietzsche, sin olvidar a Georg Lukács y Louis Althusser. En México, el pensador martillante que más influencia ejerció en los estudiantes mexicanos fue José Revueltas.

[caption id="attachment_918044" align="alignleft” width="600"] Guerra 
de vietnam. La Ofensiva del Tet fue una operación militar de Vietnam del Norte y el Vietcong contra las fuerzas aliadas de Estados Unidos.[/caption]

El boom latinoamericano

Si la escuela mexicana de pintura fue un parteaguas para el arte mundial, que se centraría en México, 40 años después en la literatura se gestó uno de los movimientos más importantes del siglo XX con Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, a través de la novela latinoamericana. Las nuevas técnicas en las narrativas, el lenguaje y la experimentación empujaron a una generación de escritores más jóvenes como Salvador Elizondo, José Emilio Pacheco, Juan García Ponce, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Eduardo Lizalde, Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Jaime Sabines y Sergio Pitol, y aún más jóvenes como los de la corriente del Lenguaje de la Onda, como José Agustín, Gustavo Sainz, Parménides García; además de los consagrados Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Juan Rulfo, Juan José Arreola, Alejo Carpentier y Nicolás Guillén, entre otros.

La música de protesta y la raíz

El coctel musical que ofrecía en 1968, a dos años de que la revolución musical llegara con Let it be, el último disco de estudio de The Beatles, el rock y otras corrientes musicales estaban por entrar en una ola de la que no todas sobrevivirían o bien, servirían para dar a luz nuevas a manifestaciones sonoras.

Hace 50 años en México, el rock endulcorolado y reversionado de grupos como los Teen Tops o baladistas como César Costa y Angélica María, entre otros, los ritmos tropicales de las sonoras y la canción ranchera de José Alfredo Jiménez reinaban en la radio, fuertemente empujados desde las estaciones y las películas que en muchas ocasiones los tenían como protagonistas.

VANGUARDIA. En el rock y sus distintos géneros del 67 ya había destellos de una ominosidad que presagiaba la llegada de grupos como The Doors, The Velvet Underground o Pink Floyd.

En México, otras manifestaciones sonoras de los jóvenes también formaban parte de la clandestinidad como la música de protesta, encabezada por una pionera del género, Judith Reyes, compositora de fuerza revolucionaria que 20 años atrás comenzó su irrupción en el género. Ella también fue blanco de la represión de Gustavo Díaz Ordaz, pues en 1968 popularizaba entre estudiantes y otros sectores sociales la canción “Gorilita, gorilón”, haciendo alusión a la figura del primate asociada a los policías y las Fuerzas Armadas:5.--Bob-Dylan

Uno y uno y otro más,

salta y brinca para atrás

gorilita gorilón ¡que feo estás!

el gobierno que ahora manda

soldadotes a mi escuela,

me reprime y me sofoca

y la sangre me rebela.

Reyes hizo del corrido un instrumento de denuncia y crónica de las luchas obreras y estudiantiles que tuvo su símil con otras figuras en Latinoamérica como Mercedes Sosa, Armando Tejada Gómez y Alberto Rodas, representantes del nuevo cancionero argentino, y la nueva canción chilena en voz de Víctor Jara, Violeta Parra y Osvaldo Gitano Rodríguez.

Y era en Radio Universidad donde se reproducía la música latinoamericana de protesta, mientras que el noticiario del Consejo Nacional de Huelga utilizaba como apertura el tema Me gustan los estudiantes de Violeta Parra, en la que el uruguayo Daniel Viglietti también sonaba con canciones como A desalambrar o Canción para el hombre nuevo.

Otro caso recordado entre la comunidad estudiantil de 1968 fue la brigada cultural del Consejo Nacional de Huelga (CNH) encabezado por el gru6.--Walter-Benjaminpo Los Nakos, comandados por Ismael Mailo Colmenares.

El grupo de protesta operaba subiendo a los transportes públicos para cantar parodias políticas que eran aplaudidas por la gente y una de sus canciones más populares era la parodia de La balada del vagabundo de José Guardiola, rebautizada por ellos como La balada del granadero:

Papá, papá, ayer cuando estudiaba,

le pregunté a un hombre que mataba

¿qué es usted?,

y dijo: un granadero.

Pasado el movimiento, el grupo continuó su actividad artística en movimientos sociales como marchas, mítines y protestas, encontrando inspiración en canciones famosas y comerciales de radio y televisión para la sátira política, da

7.--Leo-Löwenthal

ndo paso a la integración del Centro Libre de Experimentación Teatral (CLETA).

Al concierto de la música de protesta y el folclorismo, más tarde se les uniría Óscar Chávez, José de Molina, Enrique Ballesté, León Chávez Teixeiro, entre otros músicos y cantautores que permanecieron en los márgenes de la resistencia pop.

Música, la obscuridad

El 1 de junio de 1967, 20 mil soles y un millón de arcoíris estallan y flotan en el aire con el lanzamiento estruendoso del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band del grupo Británico de The Beatles. El verano del amor irrumpe con toda su corte destellante: luces estrambóticas, colores alucinantes, indumentarias mozartianas y minifaldas provocativas, flores en el pelo, hipismo en su máximo esplendor y las naves lisérgicas abasteciendo a todo el mundo. Huautla y San Francisco son las tierras prometidas del nuevo peregrinaje forzoso, en síntesis: La utopía lisérgica, psicodélica y pacheca instalada como paraíso terrenal.

Y si bien en la 8.--Max-Horkheimermúsica de rock y sus distintos géneros del 67 ya había destellos de una ominosidad que se presagiaba por venir en grupos como: The Doors (This is the End), The Velvet Underground (Heroin), o Pink Floyd (Interstellar Overdrive). ¿Qué fue lo que hizo que del resplandor de cambiar al mundo en 1967, por medios como el pacifismo, el amor, el ácido, las flores y la música, se tornara de repente en obscuridad desconcertante para 1968?

En este punto de inflexión y de quiebre definitivo para transformar al viejo orden por otro mundo, tiene su partida el 30 de enero de 1968 con la llamada Ofensiva del Tet, cuando miles y miles de guerrilleros del Viet Cong comandados por Ho Chi Minh, por los subterfugios más inesperados como caminos de terracería en medio de la obscuridad de la selva, túneles, alcantarillas, llegan en oleadas intermitentes combatiendo, toman por sorpresa ciudades y pueblos importantísimos de Vietnam del Sur como hasta ese momento la inexpugnable base militar de Estados Unidos. La guerrilla comunista llegó hasta a la ciudad de Saigón, tomando la radio estatal y rodeando la eSOZIALPHILOSOPH,mbajada estadounidense.

Después del factor sorpresa, Estados Unidos se lanzó a la contraofensiva con sus aliados de Vietnam del Sur para intentar recuperar lo perdido. Las bajas humanas por parte del Viet Cong ascendieron a casi 60 mil y las pérdidas estadounidenses llegaron a casi 37 mil soldados.

Por vez primera, en directo y a todo color era transmitida la guerra en Vietnam convirtiendo a ese pequeño país en el apocalipsis de la modernidad bélica. En ese momento el rock da este giro radical para convertirse en “la máquina de guerra”.

Este nuevo rock construye nuevas atmósferas musicales que recrean aviones, helicópteros, ametralladoras, bombas, explosiones y escenas de combate. Con letras poéticamente obscuras, rijosas y antibélicas enmarcadas por la creatividad de sus compositores, productores e ingenieros de sonido con seis canales de distribución, creadas con instrumentos musicales y de ingeniería más elementales.

Bob Dylan y la generación beat

[caption id="attachment_918052" align="alignleft” width="376"] Críticos. 
La Escuela de Frankfurt fue encabezada por Walter Benjamin, y otras figuras como Leo Löwenthal, Max Horkheimer, Theodor Adorno, Erich Fromm y Marcuse.[/caption]

Y sin embargo… en la periferia algo se mueve, algo vive, algo habita, algo se esconde, algo sucio, feo y malo. En el número 419 Oeste de la calle 115 de Nueva York es donde la inconformidad, la rebeldía, el jazz y la poesía se incuban, se entrelazan, se tejen, se urden y se hermanan en la mente subterránea de una generación de jóvenes proscritos, exiliados, nihilistas y a la vez contestatarios. Burroughs, Ferlinghetti, Kerouac, Ginsberg y unos cuantos apátridas más encabezan este movimiento. Nadie creería que años más tarde harían explotar los frágiles andamios en que descansa y se sustenta la moral discursiva de Estados Unidos.

El movimiento Beat había nacido y con éste la generación de jóvenes que devendría no será la misma. El cine, el teatro, la poesía y la literatura se oxigenarán y se renovarán, y en el folclore de la música estadounidense con un joven de origen judío de escasos 21 años, quien iluminará con sus letras contestatarias e incendiarias el largo y sinuoso camino de la década explosiva y contracultural de la década de 1960: Robert Allen Zimmerman, mejor conocido como Bob Dylan.

Desaliñado, introspectivo, mal humorado con el mundo que le rodea, de mirada taciturna, vagabundo, con la colocación de una voz gangosa y rasposa, se hace escuchar en su primer acetato de vinil. Sólo se hace acompañar de una guitarra de madera al hombro y una armónica al cuello, imagen que le ha heredado el viejo bluesman Jesse Fuller.

El verdadero armamento con el que cuenta dicho joven para combatir al viejo orden establecido del Pink world of american dream, es el arsenal bibliotecario poético y filosófico que para entonces, a su temprana edad, lleva a cuestas. Todos los poetas malditos franceses han pasado por sus ojos, además de los clásicos, desde Epicuro, Heráclito, Sófocles, además de los trashumantes de los excesos deslumbrantes como Poe, Blake, Nietzsche, y hasta los beats.

Te Recomendamos: