La desconexión

29 de Abril de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

La desconexión

Hace 18 años, la primera vez que el PRI salió de Los Pinos y llegó el PAN, los servicios de inteligencia, tanto civiles como militares, desconectaron las escuchas telefónicas y los programas de espionaje que podrían ser cuestionados por parte del nuevo gobierno. Sin embargo, quedaron conectados los seguimientos a grupos catalogados como subversivos, del narcotráfico y algunos grupos de caciques y político-radicales, fundamentalmente.

Cuando llegaron los relevos, en el área militar se continuó trabajando igual, incluso se consolidó y luego creció el área de inteligencia de la Armada y se compró equipo para la Defensa.

En el caso del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y de la Policía Federal Preventiva (PFP), que estaban conectados y compartían información, todo se modificó y con ello se destruyó mucha información sustancial para combatir a grupos criminales y especialmente se cortó el flujo de información proveniente de los estados del país, y que permitía conocer los intereses políticos, económicos y hasta religiosos que influían en la toma de decisiones o se beneficiaban de ellas. Las oficinas estatales se cerraron o quedaron en manos de personas sin experiencia.

Cuando el equipo de Vicente Fox llegó a la Presidencia, Alejandro Gertz Manero no sólo emprendió un ataque contra sus antecesores, acusándolos falsamente, al menos en las resoluciones judiciales así lo acreditan, sino que también desconectó, sin tener conocimiento de su importancia, las escuchas, los seguimientos y hasta los infiltrados. La justificación fue: todo estaba mal. A partir de ese momento se comenzó a desmantelar el sistema de inteligencia civil, no sólo el equipo técnico sino humano. En esto participó activamente el ahora ministro Eduardo Medina Mora y Ramón Martín Huerta, quien murió en un accidente.

Las consecuencias no se notaron de forma inmediata, como ocurre en todos los temas de seguridad. Debieron pasar unos años para confirmar que la ausencia de información provocó el crecimiento y mejora de los cultivos de mariguana y amapola, el fortalecimiento de Los Zetas, del Cártel de Pacífico y del de Jalisco Nueva Generación (CJNG), así como el robo de gasolina y petróleo; el incremento de trata de personas y la presencia activa de mafias internacionales como la italiana, colombiana y canadiense, de quienes se han registrado asesinatos o detenciones en diferentes partes del territorio, por ejemplo. Mucho menos se tuvo información de cómo se fue carcomiendo a las autoridades municipales y estatales hasta dominar a muchas de ellas. En suma, la desconexión desarticuló la capacidad del Estado para prevenir, reaccionar, planificar y hasta diseñar políticas públicas.

Ahora, desde hace unas semanas, nuevamente, comenzaron a desconectarse las oficinas de inteligencia, en todos aquellos casos en los que no se tiene autorización judicial, especialmente aquellos que dan seguimiento a blancos de interés, sea por su posición económica, política o hasta mafiosa. En el caso de las Fuerzas Armadas no han ocurrido cambios significativos en estas tareas, pero en el civil, sí. Este miércoles en las instalaciones del Cisen, se llevó a cabo una ceremonia simbólica de cierre, pues deberá migrar a la nueva Secretaría de Seguridad.

Aunque el Cisen desde el 2001 no tuvo un buen nivel de información para ser la agencia de inteligencia civil del Estado, el caso de la Policía Federal fue peor, quedó en los huesos y con el presidente Felipe Calderón se creó la Plataforma México, que no se potencializó y en este gobierno quedó prácticamente obsoleta. A pesar de ello hay información importante que deberá rescatar el general Víctor Hugo Aguirre Serna,que será el comandante de la Guardia Nacional.

Esta es una de las partes más delicadas de la transición, en un país con instituciones de Estado, esta no sería una discusión porque el interés superior de resguardar su viabilidad, permite comprender que al recibir esta información tan sensible se mantendrá la capacidad para la toma de decisiones ante amenazas y riesgos futuros.

Pero no importó, la desconexión ya se consumó, lo mismo que la limpieza de expedientes, y se abrió una etapa de vacío de información que dependerá de los nuevos funcionarios cuánto se prolongue. La administración entrante deberá hacer una auditoría a inteligencia del Cisen y la Policía Federal, además de reconstruir esas dos áreas de forma urgente para construirlas en oficinas de Estado.