Al rescate

5 de Noviembre de 2025

Al rescate

El asesinato del alcalde de Uruapan ha propiciado que el gobierno federal intensifique su intervención para reforzar la seguridad en Michoacán

Sheinbaum conferencia matutina

Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México durante conferencia matutina en Palacio Nacional.

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Andrea Murcia Monsivais

Tomarse en serio la gravedad de lo que ocurre en Michoacán es una obligación ineludible. Van muchos presidentes municipales asesinados, de forma brutal, en diferentes regiones del país, pero algo muy especial tuvo la ejecución de Carlos Manzo porque sus ecos alcanzaron toda la geografía nacional y hasta traspasaron fronteras. El plan especial anunciado por Claudia Sheinbaum para el estado es una muestra clara de que el hecho y sus implicaciones ni se van a minimizar, ni se van a menospreciar.

Insistir en que se atacarán las causas y no solo se lanzará una cacería indiscriminada de criminales es también un sello distintivo de la forma en que se atacará el problema en una región donde ya fracasaron tres gobiernos, el de Felipe Calderón con su intervención militar indiscriminada, el de Enrique Peña con el armado de las autodefensas de José Manuel Mireles e Hipólito Mora y el de Andrés Manuel López Obrador con el retroceso gubernamental que implicó la estrategia de Abrazos no Balazos.

Esta vez nada será como antes. Lo que falta por conocer es la salida política a la crisis, lo que implica el papel que jugará, si es que hay alguno para él, o que de plano ya no jugará, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla. Para muchos michoacanos, morenistas varios de ellos, el gobernador es un estorbo para pacificar porque lo consideran, junto con su equipo, parte central del problema. Justo por eso, en el Senado suben de volumen las pláticas sobre la activación del mecanismo de desaparición de poderes, aunque al parecer, a Adán Augusto López no le parece una salida adecuada.