Vergüenza
El hallazgo de un campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco, despertó enojo y repudio por parte de la sociedad mexicana, lo cual es un hecho a destacar

A woman records clothes and shoes found at the Izaguirre Ranch in the community La Estanzuela where the collective ‘Guerreros Buscadores’ located three human crematoriums while searching for their relatives in Teuchitlan, Jalisco state, Mexico on March 5, 2025. According to local authorities the Izaguirre Ranch was used by organized crime to train new members. (Photo by ULISES RUIZ / AFP)
/ULISES RUIZ/AFP
Puede sonar duro, pero la indignación generalizada que provocó el hallazgo del campo de exterminio en Jalisco es una buena noticia. El asombro, la indignación y el dolor, ante el horror descubierto, muestra la recuperación de una capacidad de empatía, de indignación y de solidaridad, que parecían perdidas en la sociedad mexicana.
Hablar de los desaparecidos, con repudio y hasta enojo ante el campo de exterminio descubierto en el Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, no es hacer política partidista, sino recuperar la humanidad y la conciencia de las cosas que, tras 20 años de violencia continua y creciente, parecían haber desaparecido en la sociedad mexicana.