Dando con otro mazo

18 de Abril de 2024

Gabriela Sotomayor

Dando con otro mazo

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El presidente Andrés Manuel López Obrador estrenó su nueva sección “Quién es Quién en las Mentiras” en su espectáculo mañanero. Nada original por cierto, un triste refrito del programa “Con el mazo dando” que conduce el militar Diosdado Cabello en Venezuela en el cual estigmatiza y lanza discurso de odio contra opositores, disidentes y periodistas que critican al régimen de Nicolás Maduro. Cualquier parecido, no es mera coincidencia.

Desde 2014 el programa “Con el Mazo Dando” del político y militar quien fuera presidente de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela, es un tribunal para los opositores al régimen de Maduro tanto nacionales como extranjeros. En el escenario aparece como telón de fondo una foto enorme de Chávez sosteniendo en la mano un crucifijo y Diosdado frente a su santo patrono maldice a quienes critican el chavismo.

Durante el programa que llega a durar hasta 3 horas, el impresentable de Cabello va mencionando las notas que le incomodan y las va tachoneando mientras descalifica a sus autores. Después suele poner partes de discursos de Chavez.

Luego ataca a los enemigos que dan declaraciones en videos o entrevistas y vuelve a poner pasajes de Chávez. Y así se la pasa las tres horas, golpeando y adoctrinando.

Desde los inicios del patético programa venezolano los efectos contra opositores han sido devastadores, los medios uno a uno fueron silenciados, muchos periodistas y opositores huyeron del país, otros terminaron en la cárcel, otros han sido asesinados. Cabello ha sido acusado por relatores especiales de la ONU por incitar al odio y por señalar a los adversarios poniéndolos en peligro.

Entre otras cosas, en el programa amenazó a manifestantes en 2014 que fueron detenidos, en 2015 acusó al alcalde Jorge Rodríguez y nueve militares por presunto golpe de estado, todos fueron condenados. Transmitió un video del violinista y activista Wuilly Arteaga, apresado en 2017, en el que se dice a favor del régimen. Tiempo después en el exilio Arteaga confesó que fue torturado.

En 2020 Cabello acusó a la Academia de Ciencias por un informe sobre Covid y recientemente amenazó a la ong Fundaredes por denunciar presencia de guerrilleros colombianos en el país. El militar les dio con el mazo: “los vamos a combatir donde estén”.

Si bien el régimen de Maduro se ha encargado de destruir a la prensa crítica, el golpe más polémico fue la confiscación de las instalaciones de El Nacional, el último bastión del periodismo independiente en el país, que ahora se publica solamente en línea.

Ahora López Obrador trata de emular esta especie de tribunal inquisidor. Escoge a la joven Ana Elizabeth García Vilchis, una cara fresca y mucho más amable que un militar como Cabello. La nueva cara de la mañanera aparece muy solícita con el presidente que siempre está a sus espaldas, vigilando. Da la impresión de ser una réplica del zar del coronavirus el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, un tipo de figura que le ha funcionado a López Obrador.

En la nueva sección López Obrador pega fuerte para descalificar a periodistas incómodos sin ofrecer argumentos, ni datos. Lo menos que puede hacer es ofrecer y garantizar protección especial para quienes fustiga porque los señalados podrían ser blanco de violencia o ataques en el mundo real y en el virtual. Los ataques y los insultos lanzados desde la tribuna presidencial provocarán más odio y son mucho más potentes que una columna de opinión o un tuit.

Pero si López Obrador está tan interesado en defender la libertad de expresión en el país, presume que “nunca vamos a censurar ni reprimir”, pues entonces que invite a Irene Khan la relatora especial de la ONU para libertad de expresión, a ver qué piensa de su nuevo numerito y de los periodistas y defensores asesinados desde 2018 en total impunidad.

La prensa libre está en riesgo de hundirse en un remolino del que no podrá salir a flote para tomar aire. Respirar será difícil ante un presidente que al parecer pretende ahogar a los medios. López Obrador no deja lugar a dudas y muestra sus verdaderas intenciones. Tiene otros datos y sus propias armas. Fuera máscara.

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