Narrar la Historia ocupa a José Joaquín Blanco
Se puede utilizar un discurso literario "sin dar la espalda a la historia", asegura el escritor

La historia y la literatura, instancias que han mantenido alguna relación en ocasiones durante los últimos siglos, han permitido construir el entramado complejo de la memoria nacional y universal, afirmó el escritor José Joaquín Blanco.
El también especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) acotó que los historiadores se han apartado del mundo imaginativo y subjetivo de la literatura, aunque han reconocida en ésta su auxilio como maestra del discurso, el relato o la disertación histórica.
De acuerdo con un comunicado del INAH, Blanco explicó que los registros que hace los historiadores requieren de un arte para narrarlos, y “es posible contar un relato de la vida real utilizando un discurso literario, sin dar la espalda a la historia”.
Al respecto, el también ensayista, cronista, narrador y poeta hizo referencia a algunos casos, como el de Quetzalcóatl, en cuya historia confluyen diversos relatos contados a partir de un grupo cerrado de datos puros.
Blanco anotó que a las formas narrativas de los pueblos prehispánicos se impusieron las de los colonizadores, con su carga religiosa, y es en la era porfirista que se impulsa la “historia patria”, no tanto por las fuentes, sino por la manera de contarla.
Es decir, buscarle un principio, un camino y un destino, casi inventarla a partir de muchos datos pero con gran voluntarismo, añadió el coordinador de la investigación “La literatura mexicana en el siglo XIX. Ensayistas” y quien imparte el Seminario de Crónica en la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del INAH.
Al participar en el ciclo Trayectorias, organizado por la DEH, recordó que Porfirio Díaz encargó al militar, político, periodista y novelista Vicente Riva Palacio “la mayor revolución historiográfica jamás vista en nuestro mapa: ´México a través de los siglos´, que se convertiría en una historia totalizadora de México”.
En esta tarea, abundó, confluyeron cientos de historiadores, ayudantes, dibujantes, escritores, curas y particulares.
A dicha época le siguió otra en la que la historia del país fue narrada en los libros de texto que coordinaba el escritor Martín Luis Guzmán, visión oficial que pasó por un proceso de revisión en la década de los años 60 del siglo XX, continuó en su disertación.
La idea fue contar con un modo de contar la historia patria más cosmopolita y acorde con las de otros países, especialmente de las grandes potencias occidentales.
“Se produjo un vuelco contra las historias nacionales particularistas para dar paso a una historia global, instantánea, momentánea, de los medios de información y de las nuevas tecnologías”.
“Esta situación se advierte en los relatos historiográficos de las últimas décadas, en el intento de abandonar el particularismo regional y sincronizarse con los noticieros mundiales de televisión o internet”, concluyó el especialista de la DEH.