Auguste Deter, la mujer en la que se diagnosticó el primer caso de Alzheimer
En 1901 esta mujer alemana empezó a presentar síntomas de una enfermedad entonces desconocida, su esposo la internó y el destino la cruzó en el camino del neuropatólogo Alois Alzheimer

Auguste Deter en el hospital para enfermedades mentales en el que la llevó su esposo
/Foto: Especial
Auguste Hochmann (conocida como Auguste Deter por el apellido de su esposo) fue la primera persona diagnosticada con lo que hoy conocemos como enfermedad de Alzheimer. Su ingreso al hospital psiquiátrico en noviembre de 1901, a los 51 años, marcó el inicio de un descubrimiento médico crucial. El caso fue documentado y seguido de cerca por el médico alemán Alois Alzheimer, quien años más tarde identificó los signos clínicos y hallazgos patológicos que definirían esta enfermedad neurodegenerativa.
¿Quién fue Auguste Deter?
Auguste Hochmann nació el 16 de mayo de 1850 en Kassel. Añoas más tarde viviría en Frankfurt, en donde era una ama de casa que estaba casada con Karl Deter, un funcionario de ferrocarriles, con quien tenía una hija.
Antes de desarrollar los síntomas, Auguste Deter llevaba una vida considerada estable. Sin embargo, a principios de 1901, con 51 años, comenzó a mostrar comportamientos erráticos: se volvió agresiva, olvidadiza y paranoica. Acusaba a su esposo de infidelidades imaginarias, escondía objetos y deambulaba por la casa sin rumbo.
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Incapaz de lidiar con la situación, Karl la ingresó en el Hospital para Enfermos Mentales y Epilépticos de Frankfurt, donde trabajaba el joven neuropatólogo Alois Alzheimer, conocido por su habilidad con el microscopio y su convicción de que las enfermedades mentales tenían origen físico en el cerebro.
¿Cómo se diagnóstico el primer caso de Alzheimer?
El estado de Auguste llamó la atención inmediata de Alzheimer. Sufría de amnesia reciente, desorientación espacial, delirios paranoides, alucinaciones y trastornos del lenguaje. En los registros médicos quedó constancia de su angustia: frases como “Me he perdido” o “No seré cortada… yo no me corto” eran comunes en sus episodios de confusión.
Durante los cinco años que Auguste permaneció internada, Alzheimer documentó su evolución. La paciente mostraba deterioro cognitivo progresivo y era incapaz de generar nuevos recuerdos.
A pesar de haber sido trasladado a una clínica en Múnich, Alzheimer solicitó al hospital de Fráncfort el historial clínico y el cerebro de Auguste para su análisis. Al examinar el tejido cerebral, descubrió placas amiloides y ovillos neurofibrilares, lesiones desconocidas hasta ese momento, que vinculó con la sintomatología de su paciente.
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Este descubrimiento lo presentó el 3 de noviembre de 1906 ante la Conferencia de Psiquiatría del Sudoeste alemán, con el título: “Sobre una enfermedad específica de la corteza cerebral”. En círculos médicos comenzó a ser conocida como la “enfermedad del olvido”.
Aunque Auguste recibió tratamientos como baños prolongados y sedantes, sin resultados efectivos. Finalmente, falleció el 8 de abril de 1906.
El legado de un descubrimiento
Aunque en vida Alois Alzheimer no dimensionó el alcance de sus hallazgos, su trabajo sentó las bases para el estudio de una de las enfermedades más complejas del sistema nervioso. La enfermedad de Alzheimer, como sería denominada años después, continúa sin cura definitiva, pero su identificación ha permitido desarrollar tratamientos que hoy intentan ralentizar su avance.
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Más de un siglo después, el caso de Auguste Deter sigue siendo emblemático. Fue la primera en dar rostro a un padecimiento que hoy afecta a millones en todo el mundo. Su historia permanece como un testimonio clínico y humano del inicio del estudio moderno de las demencias.