¿Cómo migran las tortugas marinas? Nuevo estudio confirma su “mapa magnético” desde el nacimiento para recorrer miles de kilómetros

5 de Diciembre de 2025

¿Cómo migran las tortugas marinas? Nuevo estudio confirma su “mapa magnético” desde el nacimiento para recorrer miles de kilómetros

Las tortugas bobas usan su percepción del campo magnético terrestre como un mapa natural que las guía desde que nacen para orientarse durante sus largas migraciones

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Investigadores comprobaron que las tortugas combinan su brújula magnética con otros sentidos, lo que les permite orientarse con precisión en su ruta a través del océano

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Foto: Canva

Investigadores comprobaron que las tortugas combinan su brújula magnética con otros sentidos, lo que les permite orientarse con precisión en su ruta a través del océano
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Las tortugas bobas, conocidas por emprender algunos de los viajes más extraordinarios del reino animal, comienzan su vida en la playa donde nacen para después recorrer miles de kilómetros por los océanos.

Aunque durante décadas se sospechaba que su orientación dependía del campo magnético de la Tierra, un nuevo estudio ofrece evidencia más precisa sobre cómo las crías utilizan esta capacidad desde su nacimiento para guiarse en mar abierto.

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¿Cómo se orientan las tortugas en el océano?

Un estudio publicado en Journal of Experimental Biology detalla que las crías de tortuga boba nacen con una especie de mapa incorporado del campo magnético del planeta.

Esta herramienta natural les permite identificar su ubicación y orientarse mientras navegan por extensas zonas del océano.

De acuerdo con los científicos, esta percepción magnética es fundamental para que logren recorrer trayectos tan amplios sin perder el rumbo.

La investigación retoma hallazgos previos del equipo de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, que había demostrado que las tortugas recién nacidas pueden aprender a asociar el campo magnético de un lugar con la disponibilidad de alimento.

Este aprendizaje se manifiesta en un comportamiento muy particular: un “baile” con el que las crías expresan reconocimiento del sitio, inclinando sus cuerpos fuera del agua, abriendo la boca y moviendo las aletas delanteras.

“Les motiva mucho la comida y están deseando bailar cuando creen que existe la posibilidad de que se les dé de comer”, explicó Alayna Mackiewicz, investigadora de esa universidad y coautora tanto del estudio previo como del nuevo trabajo publicado.

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Los experimentos mostraron que un pulso magnético reduce la respuesta de las crías, confirmando que las tortugas bobas dependen de este sentido para ubicarse y fijar su rumbo migratorio / Foto: Canva

¿Qué pasa si se bloquea la percepción magnética de las tortugas?

Para profundizar en este mecanismo, el equipo encabezado por Mackiewicz decidió probar qué ocurriría si temporalmente impedían a las crías sentir el campo magnético terrestre.

La hipótesis era clara: si las crías dejaban de bailar, significaría que sí perciben el campo; si seguían bailando con normalidad, entonces dependerían de otro sentido para identificar el lugar.

Durante dos meses, los investigadores alimentaron a ocho crías recién nacidas en un campo magnético equivalente al de las islas turcas, de modo que aprendieran a asociarlo con comida y, por lo tanto, a bailar al reconocerlo.

Después, cada tortuga fue llevada a una gran bobina metálica que emite un fuerte pulso magnético capaz de desactivar temporalmente su capacidad para percibir el campo de la Tierra.

Posteriormente, las crías fueron colocadas de nuevo en el campo magnético previamente aprendido para evaluar si el comportamiento había cambiado.

Los resultados fueron concluyentes: tras la descarga, las tortugas bailaron menos, lo que indica que su sentido magnético quedó afectado, aunque la reacción residual sugiere que no dependen únicamente de este para orientarse.

Según Mackiewicz, esto muestra que las tortugas utilizan otros sentidos además del magnético para ubicarse en el mapa global, aunque subraya que “sentir el campo es un componente esencial de su capacidad para migrar”.

La investigadora concluye que, dado que las crías emplean este sentido extra como una brújula que marca la dirección de desplazamiento, ambos mecanismos —el mapa aprendido y la percepción magnética directa— se complementan.

Gracias a ello, las tortugas logran fijar un rumbo preciso sin importar en qué punto del océano se encuentren.

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El estudio revela que las crías de tortuga reconocen campos magnéticos específicos y responden con un “baile”, demostrando que pueden asociar ubicación y alimento desde temprano / Foto: Canva

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