Obispos lanzan advertencia sobre la Elección Judicial: “No dejemos que el mal nos supere”
En su CXVIII Asamblea, la Iglesia católica advirtió sobre riesgos en la reforma judicial y llamó a no caer en la desesperanza ante la violencia que vive el país

“No dejemos que el mal nos supere”, la frase no suena nueva. Es una consigna que la Iglesia católica ha repetido durante años frente a crisis sociales, económicas y de seguridad en México. Pero esta vez, el llamado vino acompañado de una advertencia seria: el proceso de reforma al Poder Judicial podría abrir la puerta a que el crimen organizado infiltre los espacios de poder.
En el marco de la CXVIII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), celebrada del 28 de abril al 2 de mayo, los obispos del país expresaron su preocupación por el panorama de violencia que no cede y por las consecuencias que podría tener la reforma que impulsa el actual gobierno.
Una reforma Judicial necesaria… ¿pero en el momento y forma adecuados?
El obispo Ramón Castro Castro, secretario general del CEM y vocero del mensaje episcopal, reconoció que la reforma judicial era necesaria, pero cuestionó si el camino elegido fue el mejor. “Podemos preguntarnos: ¿éste era el modo o la respuesta adecuada? Lo sabremos con el tiempo”, dijo.
La inquietud del episcopado se centra en que, si los cargos de jueces y magistrados se someten a elección popular, hay un riesgo claro: que candidatos a modo del crimen organizado terminen ocupando puestos clave en el sistema de justicia mexicano.
“Tenemos temor de que vayan a llegar personas que no sean las idóneas para servir en algo tan importante”, advirtió Castro. “Incluso que los mismos servidores públicos caigan en manos del crimen organizado, como candidatos a modo”.
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El mensaje de los obispos no fue sólo institucional. También fue personal. Recordaron que la violencia ha golpeado directamente a la Iglesia católica, como en el reciente asesinato de ocho jóvenes y seis heridos del grupo juvenil de la comunidad de San José Mendoza, en la diócesis de Irapuato.
A eso se suman, dijeron, las desapariciones forzadas, la expansión del alcoholismo y la drogadicción incluso en comunidades alejadas, y la existencia de zonas sin garantías mínimas de seguridad para realizar misiones pastorales.
Aún así, insistieron en no abandonar la tarea: “Sabemos que hay territorios en donde no podemos garantizar la seguridad, pero seguimos adelante. La reconciliación y la paz sí son posibles en México”.
La iglesia pone a la familia como base de reconstrucción
En un contexto de desesperanza generalizada, los obispos llamaron a construir familias sólidas y sostenerlas desde todos los frentes: cercanía pastoral, políticas públicas que reconozcan su valor fundamental, y comunidades que las acompañen en sus desafíos cotidianos.
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“Insistimos en no caer en la tentación de creernos superados por el mal y la violencia”, señalaron.A lo largo de cuatro cuartillas leídas ante 128 obispos de todo el país, el mensaje de la CXVIII Asamblea también propuso seguir la ruta trazada por la Agenda Nacional de Paz, un plan pastoral que busca articular acciones concretas frente al crimen y el deterioro del tejido social. DJ