¿Se están domesticando los mapaches? Esto dice un estudio reciente de la Universidad de Arkansas
Esta investigación realizada en Estados Unidos apunta a una posible domesticación de los mapaches, aunque persisten las dudas sobre su viabilidad
Imagen creada con inteligencia Artificial de un mapache
/IA / ejecentral
Un estudio de la Universidad de Arkansas ha arrojado nuevos indicios sobre la posible domesticación de los mapaches, animales que, aunque desde hace mucho mantienen cercanía con los humanos, no son considerados domésticos. Incluso, hay quienes los ven como una amenaza para la salud.
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¿Mapaches se pueden domesticar?
La investigación plantea que los mapaches que viven cerca de asentamientos humanos podrían estar iniciando un proceso temprano de domesticación. El estudio, basado en miles de fotografías recopiladas en la plataforma iNaturalist, identifica cambios físicos en los ejemplares que habitan ciudades, una transformación que se relaciona con el llamado síndrome de domesticación.
Los investigadores observaron que los mapaches urbanos presentan un hocico 3.56% más corto en proporción al cráneo que los individuos que viven en zonas rurales. Este patrón coincide con características documentadas en otras especies que, a lo largo de miles de años, evolucionaron para convivir con las personas.
El estudio cuestiona la visión tradicional de que la domesticación comienza únicamente cuando los humanos capturan o crían animales salvajes. La hipótesis sugiere que el proceso inicia antes, cuando una especie se adapta de forma gradual a los recursos y presiones presentes en entornos donde vive la gente.
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“Una característica de los humanos es que, dondequiera que vamos, generamos mucha basura”, explicó Raffaela Lesch, bióloga de la Universidad de Arkansas, quien es coautora del estudio. La investigadora refirió que esta disponibilidad de alimento crea un incentivo para que los mapaches se acerquen a zonas urbanas.
Además, destacó que los animales que logran coexistir con las personas deben exhibir cierto nivel de tolerancia: “Si un animal vive cerca de los humanos, tiene que comportarse lo suficientemente bien”. Este comportamiento, añadió, responde a una presión selectiva intensa que favorece a los individuos menos temerosos.
Los investigadores recordaron que los primeros perros se acercaron a antiguos asentamientos buscando restos de comida, mientras que los gatos lo hicieron atraídos por los roedores que vivían entre los desperdicios. Con el tiempo, las poblaciones más dóciles heredaron conductas “no reactivas” que facilitaron su vínculo con la humanidad.
¿Es peligroso convivir con mapaches?
Aunque la investigación de la Universidad de Arkansas describe cambios tempranos asociados a la domesticación, autoridades sanitarias advierten que los mapaches siguen siendo animales silvestres y representan un riesgo para la población.
En nuestro país, por ejemplo, estas especies se han expandido desde las escolleras de playa Miramar hacia áreas urbanas de Tampico y Altamira, donde algunas familias han intentado criarlos como mascotas.
Héctor Pérez Monsiváis, coordinador de Medicina Preventiva de la Jurisdicción Sanitaria Número Dos, señaló que los mapaches pueden portar enfermedades y que su comportamiento sigue regido por su instinto natural. “Evitar tener contacto con estos animales, porque hay familias que los tienen como mascotas. Un animal silvestre... en cualquier momento ese instinto aflora y va a agredir a la gente”, indicó.
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Al respecto, indicó que, aunque un mapache se críe desde pequeño, sus reacciones pueden cambiar al llegar a la etapa adulta. “Es difícil que lo vayan a domesticar… aunque lo críen desde pequeñito, en algún momento les aflora ese instinto salvaje”, subrayó.
La coexistencia entre humanos y fauna silvestre continúa transformando a múltiples especies, y el caso de los mapaches aporta un nuevo ejemplo de cómo los entornos urbanos pueden impulsar cambios biológicos y conductuales. Sin embargo, las autoridades insisten en que estos animales no deben considerarse mascotas, pese a su aparente docilidad, y llaman a la población a evitar su manipulación y contacto directo.
Con más investigaciones en curso, el estudio de la Universidad de Arkansas abre una ventana para comprender cómo la vida en las ciudades está moldeando la evolución de diversas especies que buscan sobrevivir en proximidad a las personas.