El monstruo es del PAN y Peña

28 de Abril de 2024

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

El monstruo es del PAN y Peña

IDALIA

Hace 25 años, en 1992, se integró un grupo de inteligencia y operaciones llamado Grupo de Protección de Instalaciones Estratégicas. En él confluían todos los funcionarios que contaban con este tipo de infraestructura, como Pemex y la Comisión Federal de Electricidad. Lo encabezaba el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN).

No fue el único de los grupos especializados que se crearon entonces y que funcionó hasta la llegada al gobierno de Vicente Fox, que perdió su visión y dinámica, pero que de plano desaparecieron con Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

Durante siete años se reunieron cada 15 días. Se hizo un diagnóstico y se siguió un método de trabajo muy puntual y exigente, en el que participaban también la Secretaría de Marina y de la Defensa Nacional; así como la Procuraduría General de la República (PGR).

Una de las amenazas que este grupo de trabajo detectó fue el robo de combustible. No en las dimensiones que ahora existen, pero suficiente para considerarlo una amenaza. Una de las funciones de la inteligencia es advertir una amenaza antes de que crezca y se convierta en riesgo.

Lo primero que hicieron fue negociar con el Sindicato de Pemex, para que ya no se hiciera cargo de la seguridad exterior, porque no sólo se reportaban robos de material internamente, sino que desde sus posiciones podían controlarlo todo.

Tardaron prácticamente un año en conseguirlo. Sostuvieron mesas de trabajo en las que participaban el sindicato, los directivos de la paraestatal y el Cisen, en ese entonces representado por el almirante Wilfrido Robledo, creador de estos grupos especiales.

La seguridad entonces se colocó en manos de agentes privados, y como complemento el Ejército y la Marina. El área de inteligencia que operaba desde Pemex debía reportar al Cisen todas las anomalías que detectara, en este caso la baja de presión en los ductos, que significaba una toma clandestina, además de contar con personal encubierto, lo que permitía tener información que era procesada y hasta el año 2000, se logró identificar responsables, la mayoría de ellos empleados de la paraestatal que sabían cómo hacer las perforaciones en los poliductos y también cuándo debían conectarse, y sus cómplices. El delito no creció, por el contrario, se desarticularon varios grupos y redes.

La información de inteligencia permitía comprender los patrones de conducta, establecer vínculos y diseñar estrategias de reacción y, principalmente, de prevención.

Uno de los ductos que más era vigilado se ubicaba en Puebla, porque se encuentra en la superficie, lo que le hacía muy vulnerable, le seguían Veracruz, Tamaulipas y varios estados del centro del país.

En el gobierno de Vicente Fox, este grupo especializado dejó de reunirse con periodicidad, luego dejaron de asistir los responsables y enviaban a sustitutos. El resultado es que ya no había información de inteligencia. Creció el robo de combustible, a tal punto que comenzaron a robarse petróleo de los oleoductos, producto que lograron colocarlo en Texas, en donde se descubrió el caso y fueron sometidas a juicio varias empresas.

En México, ninguno de los grupos criminales que participaron en esa operación fueron detenidos. En 2004 se reportaron 110 tomas clandestinas, para el fin del gobierno eran 134, pero 70 en oleoductos, a través de las cuales se robaron petróleo. Calderón comenzó 2007 con 146 tomas clandestinas para el robo de combustible y 150 de petróleo. En 2011, alcanzaron mil 45 tomas de combustible y 279 de petróleo.

La pérdida sólo del producto en la gestión de Calderón se consideró histórica en más de 25 mil millones de pesos, sin considerar la pérdida de mercado y la reparación de daños, además del costo de la seguridad.

En los últimos 12 años Pemex ha pagado cinco mil 30 millones de pesos al Ejército y a la Marina para la vigilancia de sus instalaciones, entre ellas los ductos.

Pero la empresa productiva del Estado ni es más segura ni han disminuido los robos, por el contrario. En el gobierno de Peña tampoco se restablecieron los trabajos de inteligencia coordinados.

En estos cinco años prácticamente se abandonó toda la estrategia y sólo se compraron equipos muy caros de vigilancia a empresas israelíes y americanas. No sirvieron. En ninguno de los tres últimos gobiernos se escucharon a los expertos. El poder criminal de estos grupos los rebasó, ellos crearon el monstruo ahora llamado huachicol.

@Gosimai

Son más de dos décadas de explorar en el periodismo desde un enfoque de seguridad nacional.