La sombra del engaño

3 de Octubre de 2025

María Idalia Gómez
María Idalia Gómez

La sombra del engaño

maria idalia gomez

La sesión de lunes pasado de la Suprema Corte, en la que se discutió el caso del fiscal Alejandro Gertz Manero, permitió ver el golpe interno tan fuerte que provocaron las escuchas telefónicas que se difundieron y en las que colocaba a tres o cuatro ministros como aliados del titular de la Fiscalía General de la República.

Aunque las sesiones históricamente se desenvuelven de forma respetuosa y amable, y esta no fue la excepción, la tensión estaba allí, y también la desconfianza, un veneno que, por cierto, ya quedó profundamente sembrado.

En el ambiente estaba ese día y aún está, la idea de que aparecerán otras conversaciones telefónicas en las que se escuche su voz o su nombre. Conversaciones entre las oficinas del fiscal o de otras áreas de gobierno federal. Había y hay, también, la necesidad de algunos y algunas, de salir lo más honrosamente posible con su posición en este caso, pues se juegan, creen, la posibilidad de ser presidentes o presidentas de la Corte. También estaban las mentiras y dudas que fueron difundidas, con toda la intención, por el fiscal Gertz, sobre quién le entregó el proyecto o qué se le había prometido y quién.

Desde esa perspectiva debe verse la sesión del lunes. Y también el que claramente ocho de 11 ministros hablaran, de una vez, sobre las inconsistencias o lo dudoso de las pruebas que mantienen en prisión o perseguidas a la familia política de Gertz Manero.

Se presentó un proyecto impecable, al menos así calificaron nueve ministros el trabajo de su compañero Alberto Pérez Dayán. Era sin duda un proyecto blindado, del que el fiscal no podría argumentar fallas o inconsistencias, ni mucho menos una justicia torcida, como pretendía y preparaba el camino. El documento, se explicó en la sesión, estaba respaldado de los criterios precedentes que, los propios integrantes de la Primera Sala y del Pleno, han votado en mayoría, pero que ahora decidieron van a modificar.

Se puso en evidencia también que la presidencia de la Corte, a cargo del ministro Arturo Zaldívar, retrasó la tramitación y resolución del caso; ya que a pesar de que llegó a la Corte en noviembre del año pasado, en realidad a la ponencia del ministro Pérez Dayán se entregó el 17 de enero (casi dos meses después) y el 22 de febrero ya estaba listo el proyecto, el cual se distribuyó entonces entre todos los ministros para su estudio. Sin embargo, se agendó y discutió hasta el 17 de marzo, 20 días después.

Diez ministros argumentaron, hasta los tres que no mencionaron lo irregular de las pruebas del caso (Loretta Ortiz, Yasmín Esquivel y Arturo Zaldívar), que por las razones que la Corte había atraído el caso, ser un caso excepcional, dijeron, ameritaba ir a fondo y, entonces, modificar los criterios establecidos hasta entonces.

Pero quedó en evidencia que los argumentos que esgrimió el fiscal Gertz nunca incluyeron que se interpretara lo que debía entenderse por una revisión adhesiva y más interesante aún, tampoco pidió estudiar a fondo el caso, simplemente se colocó como víctima: “La víctima (Federido Gertz, el hermano del Fiscal) como el ofendido (Alejandro Gertz) hemos sido reiteradamente revictimizados por un sistema de procuración e impartición de justicia al servicio de los intereses más deleznables del poder y que tuvieron que pasar más de dos años para que el Poder Judicial nos hiciera justicia, y ahora han tenido que transcurrir casi cuatro años de dilaciones, denegaciones de justicia y sentencias notoriamente retardadas e injustas que han permitido el tiempo necesario para que se pueda llevar impunemente mi linchamiento y la extorsión mediática a la que me he sometido”.

Y cuando el ministro Zaldívar aceptó la atracción y la planteó al pleno fue porque el caso generaba un daño a la imagen de la Fiscalía General y del Fiscal General

Nadie pidió analizar a fondo el caso, ninguna de las partes, mucho menos Gertz Manero, sólo se pronunciaran sobre el amparo.

El fiscal Gertz Manero ya perdió, porque ocho ministros demostraron que prefirieron votar con independencia a pesar de sus presiones. Sólo falta confirmar que se sostengan y escuchar los argumentos de los otros tres votos que faltan.

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