1. Tal y como se lo propuso, el tío Trump firmó el Big Beautiful Bill (BBB) el 4 de julio, día del 249 aniversario de la independencia de los Estados Unidos (cosa de imaginar el fiestón del 250 aniversario el año entrante, cuya promoción inició precisamente ese día) y ahora sigue con la aranceliza, al concluir el 9 de julio la pausa de dos meses graciosamente concedida para que el mundo aceptara los nuevos tributos. Acorde a su generosidad, a la vez que envió cartas a los países amigos anticipando los aranceles por venir, prorrogó la entrada en vigor de los mismos para el 1 de agosto, a menos que convengan acuerdos comerciales siempre favorables a los intereses estadounidenses.
2. Qué “No Kings” ni qué nada, “Podemos hacer lo que queramos” dijo, al anunciar el envío país por país de una carta informando cuánto arancel tendrá que pagar, que podrá ir del 25 al 70%, inclusive más que el “día de la liberación” (2 de abril), empezando con el sudeste asiático. A Japón y Corea del Sur les tocó 25%; a Indonesia, 32%, Myanmar y Laos, 40%, y Tailandia, 36%. Se le ocurrió también lastrar con 50% el cobre y amagó con imponer 200% a la industria farmacéutica que no esté establecida en los Estados Unidos. Antes, dobló a Canadá, obligándole a recusar un impuesto a las empresas tecnológicas estadounidenses, pactó con Gran Bretaña aranceles al 10%, con Vietnam al 20%, dice tener uno con China (aún no ratificado por Xi) del 50% y dice estar próximo con India, además de amenazar a la Unión Europea con hasta el 50% si no aceptan reducirse como les ha estado proponiendo.
3. Pero el tío Trump sigue cosechando con la amenaza de aranceles. México ha cumplido en exceso, no sólo aceptando aranceles injustos (que en promedio significan 13% para mercancías no TMEC, que es algo así como el 50% del total del comercio bilateral), además de 25% en autopartes y 50% en acero, aluminio y cobre y ahora le impone 30%. La frontera está prácticamente cerrada para migrantes (la “migra” reportó 6 mil detenidos en junio contra cientos de miles hace apenas algunos meses) y el fentanilo también ha disminuido drásticamente pero no lo suficiente, según dice el tío Trump.
4. No obstante, prosiguen las presiones estadounidenses, la administración Trump ha cancelado visas, hace corretizas de migrantes, deportado connacionales (60 mil hasta el momento), hecho tratos con narcoterroristas, exhibido las cadenas de complicidad con el huachicol fiscal y el contrabando de combustibles, así como el señalamiento al sector financiero, imputando a Vector, CIBanco e Intercam por lavado de dinero y facilitar negocios de los cárteles con China. Nadie duda que vienen tiempos aún más duros para la relación bilateral. La revisión del TMEC se aproxima (dicen iniciaría en octubre, pero ha iniciado hace tiempo) y el tío Trump parece preferir negociaciones bilaterales con Canadá y México por separado. Total, los países también pueden hacer lo que quieran, piensa, siempre y cuando coincida con lo que él quiere.
5. No obstante el auge en los mercados por los mazazos que Trump ha dado en Oriente Medio y Europa, las perspectivas de la economía estadunidense se debilitan por el peso de la deuda y los aranceles, que han llevado la expectativa de crecimiento a 1.5% de un 2.7% originalmente pensado en enero; la fortaleza del peso mexicano no se debe a una mejor expectativa nuestra, sino al debilitamiento del dólar en el mundo, que eventualmente habrá de cesar cuando la FED reinicie el proceso de reducción de tasas ahora, dadas las crecientes presiones del tío Trump para que renuncie su titular, Jerome Powell. Como en México, allá también se perfila el autoritarismo, el gran riesgo para la Democracia, si bien todavía con la promesa de la contención electoral, pues en la elección intermedia en 2027 estará en juego el control absoluto del tío Trump al renovarse la totalidad de la Casa de Representantes, un tercio del Senado y 36 gubernaturas. Ojalá.