La educación, el cimiento del Renacimiento Maya

13 de Mayo de 2025

Víctor J. López
Víctor J. López
Abogado internacional mexicano, socio fundador de Sánchez-Labrador & López Martínez S.C. (SLLM) y actualmente Representante del Gobierno del Estado de Yucatán en la Ciudad de México. La firma es reconocida en América Latina por su enfoque en innovación, inversión extranjera y emprendimiento. Con una amplia trayectoria en el sector público y privado,Es miembro de la Barra Internacional de Abogados, miembro de la junta directiva de la Asociación de Abogados México-Estados Unidos y del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.

La educación, el cimiento del Renacimiento Maya

victor j. lópez

La transformación que vive Yucatán no sólo se mide en kilómetros de vía férrea o hectáreas portuarias. Se mide sobre todo, en la capacidad de formar capital humano para un nuevo modelo de desarrollo basado en la productividad, la tecnología y la justicia social. Por eso, el verdadero corazón del Renacimiento Maya no está sólo en las obras visibles, sino en las universidades y escuelas que comenzarán a levantarse en las regiones históricamente menos beneficiadas del estado.

La visión del gobernador Joaquín Díaz Mena es categórica: el desarrollo económico sin desarrollo educativo es una ficción que reproduce desigualdades. La infraestructura sin talento local es estéril. Por eso, la apuesta del Gobierno del Estado, en coordinación con la Federación, ha sido lanzar una política educativa de nuevo tipo: descentralizada, técnica, con sentido productivo y anclada a los sectores estratégicos del futuro.

Por lo menos, cinco nuevas universidades se construirán en Yucatán; Progreso, Umán, Kanasín, Motul y Hunucmá. No son decisiones aisladas, son piezas de una arquitectura mayor. En Progreso, la Universidad del Mar formará a los cuadros técnicos que operarán la plataforma logística más moderna del Golfo de México. En Umán, el corazón ferroviario del sureste, se construirá la Universidad de la Salud. En Kanasín, el modelo Rosario Castellanos replicará su éxito con programas diversos. Y en Motul y Hunucmá, se vislumbran espacios para la formación en agroindustria, tecnología e innovación.

Esta descentralización educativa es una ruptura con las inercias históricas que concentraron el conocimiento en Mérida y expulsaron generaciones enteras de jóvenes hacia el centro del estado y el país. Hoy, la educación superior llegará a donde más se necesita: a las comunidades que han sido el alma productiva de Yucatán pero que pocas veces tuvieron acceso a la educación como palanca de movilidad social.

El programa se complementa con becas específicas, como la “Felipe Carrillo Puerto”, dirigida a diez mil estudiantes universitarios; apoyos para mujeres en educación superior; y la extensión del programa “La Escuela es Nuestra” al nivel medio superior, con un millón de pesos anuales por plantel para dignificar espacios escolares. Esta inversión no sólo es cuantitativa: es profundamente estratégica. Porque cada nuevo aula, cada beca otorgada, cada universidad que se inaugura es una pieza más en el rompecabezas del desarrollo regional.

El magisterio yucateco, reconocido como uno de los mejores del país por su profesionalismo, compromiso y vocación de servicio, será sin duda un pilar fundamental para llevar esta transformación educativa a buen puerto. Las maestras y maestros de Yucatán han demostrado históricamente estar a la altura de los desafíos y, frente al reto del Renacimiento Maya, no será la excepción. Serán ellos quienes conviertan esta visión en realidad viva dentro del aula.

Lo que se está construyendo en Yucatán no es sólo una red de universidades, sino una nueva clase media sustentada en el conocimiento, el empleo calificado y el arraigo territorial. La educación no es un gasto, es una infraestructura tan vital como el tren de carga o el dragado del puerto: es lo que permite que esas obras se conviertan en movilidad social real.

Hoy más que nunca, Yucatán necesita ingenieros logísticos, técnicos en manufactura avanzada, expertos en comercio exterior, profesionales en salud y líderes con visión social. El Renacimiento Maya no será exitoso si sólo transforma la geografía del estado. Su éxito radicará en transformar las trayectorias de vida de sus jóvenes, multiplicar oportunidades reales y consolidar una economía donde el talento local sea protagonista, no espectador. Esa es la apuesta: que cada nueva universidad sea una fábrica de futuro. Que cada estudiante sea parte de un proyecto colectivo que entiende que el sureste no está condenado a ser periferia. Y que el conocimiento es, al final, la mejor herramienta para conquistar la dignidad, el desarrollo y la soberanía. El Renacimiento Maya, la visión del gobernador Joaquin Diaz Mena, compartida por el pueblo de Yucatán, no se construye sólo con concreto y acero. Se construye, sobre todo, con libros, aulas, maestras y maestros que siembran un nuevo porvenir.