Reactivación de la política exterior mexicana: una prioridad impostergable

7 de Octubre de 2025

Ricardo Sánchez Méndez

Reactivación de la política exterior mexicana: una prioridad impostergable

Columna invitada_Redes

La dinámica internacional ha cambiado rápidamente en este siglo, y el caso de México no es la excepción. La globalización, las tensiones comerciales, los cambios geopolíticos y la volatilidad en la toma de decisiones de las superpotencias han obligado a muchos países, incluido México, a ajustar y repensar sus políticas exteriores y comerciales.

En la relación México-Estados Unidos, el T-MEC marca un hito importante, pero también impone desafíos. Si bien la relación con Estados Unidos es vital para la economía mexicana, especialmente en términos de comercio, las dinámicas de poder y la política interna en ese país pueden cambiar de forma inesperada. Por lo tanto, es crucial para México revisar y ajustar su posición ante otros actores globales.

La relación comercial con China ha generado tanto oportunidades como tensiones. Aunque México tiene la oportunidad de ampliar su mercado, la calidad de los productos chinos y la competencia desleal se han convertido en elementos de fricción. La imposición de aranceles es una de las manifestaciones de estas tensiones, que exige un enfoque más pragmático, donde México, sin perder de vista al T-MEC pueda diversificar su comercio para evitar depender de un solo mercado.

Además, la postura de México frente a otros bloques, como la Unión Europea o América Latina, también es relevante. El fortalecimiento de estos lazos podría ofrecer una red de seguridad frente a cualquier fluctuación en su relación con EU o China.

Como parte de lo que podría ser una política exterior más dinámica y asertiva para México, la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU es crucial, pues el derecho de veto es una barrera para la resolución efectiva de conflictos globales. La ampliación de la membresía del Consejo y una representación más equitativa tiene un valor estratégico y un peso moral para muchas naciones.

El tema de Palestina también es un punto crítico para la política exterior mexicana, dada su postura de apoyo al reconocimiento del Estado palestino. La condena de las violaciones a los derechos humanos en Gaza y la actuación de Israel en este contexto refuerza esa posición, aunque es esencial actuar con firmeza, considerando el momentum en que se desarrolla el conflicto.

La guerra en Ucrania parece ser un tema en el que México también debe mantener una postura clara y coherente con su principio de no intervención, pero al mismo tiempo, condenando las agresiones injustificadas. La postura de rechazo firme a la invasión rusa también le otorgaría un perfil más consistente en el escenario global.

Frente a este complejo panorama, cabría considerar algunas propuestas concretas:

1) Relanzar la necesidad de una política exterior de Estado que cuente con el consenso de todos los actores políticos, que trascienda las diferentes administraciones de gobierno y los intereses del partido político en el poder, es decir una política exterior de Estado institucional y no sexenal.

2) Establecer centros de capacitación regional y de enseñanza de idiomas para trabajadores migrantes que vayan a trabajar a los Estados Unidos, Canadá o Europa. El entrenamiento en áreas técnicas, el aprendizaje de idiomas y de la cultura del país en donde los connacionales deseen trabajar les permitiría ser más competitivos.

3) Crear el Instituto México a semejanza del Instituto Cervantes de España o el Instituto Goethe de Alemania. Como parte del soft power de nuestro país se reimpulsaría la diplomacia cultural y turística con el objetivo de posicionar la cultura, las tradiciones, el folclore y la música mexicanas en el exterior.

4) Canalizar mayores recursos humanos, materiales, financieros y salariales al SEM, así como acotar los nombramientos políticos de embajadores y cónsules, seguramente contribuirían a redignificar la carrera diplomática-consular.

México debe reactivar una política exterior flexible, estratégica y pragmática, que no sea coyuntural o de carácter personal. Resulta impostergable contar con una política exterior activa y no reactiva que haga frente a la realidad internacional, sin comprometer sus intereses nacionales. A México le corresponde asumir su responsabilidad como actor geoestratégico-político. Hagamos votos para que la voluntad política del gobierno en turno se traduzca en acciones favorables.