Reajustes por venir

19 de Mayo de 2025

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Reajustes por venir

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1.

La Convención Bancaria en Nuevo Vallarta transcurrió como un mensaje de aliento y confianza a los empresarios e inversionistas nacionales y extranjeros, pues los datos y mediciones sobre la economía preludian un año cero, es decir, sin crecimiento y quizá recesivo si se descuenta el crecimiento de la inflación por ahora repuntando hacia el 4%. El golpe de los aranceles a la economía mexicana es más que perceptible. Tanto instituciones internacionales como el Banco de México prevén un crecimiento menor al 1.5%, inferior en un punto porcentual a las consideraciones de los Precriterios Generales de Política Económica, que sitúan el crecimiento entre 1.5 y 2.5%, en tanto que las estimaciones del sector privado se han ido lisa y llanamente al 0%, descontando además otros datos como la fragilidad fiscal, la caída del precio internacional de petróleo (por ahora en 58 dólares la mezcla mexicana, en 62 dólares el WTI) reflejando la desaceleración mundial también inducida por las guerras comerciales del presidente Trump.

2.

Si bien el titular de Hacienda, Edgar Amador, expresa una razonable confianza en las proyecciones iniciales realizadas por el gobierno mexicano, también reconoce que la incertidumbre comercial constituye un severo factor de riesgo para las grandes estimaciones macroeconómicas del país. Sus palabras indican previsión, pues el mérito entonces de la economía sería salir razonablemente de la deriva financiera internacional, que apunta a tener tasas de interés elevadas en lo que resta del año, ubicadas por la FED y otros bancos centrales entre 4.25 y 4.5% en tanto no se clarifique la política comercial y los aranceles se tornen manejables. Nadie cree que la situación tienda a ser como estaba, al libre comercio, sino que habrá de dar lugar a una especie de comercio controlado con aranceles que en el extremo optimista, podrían tener una base del 10% en adelante. De ahí que aún la revisión del Acuerdo Trilateral de Comercio, el TMEC, es posible se sitúe sobre esa base con algunos libramientos específicos.


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3.

Si se revisa el primer acuerdo comercial anunciado entre Estados Unidos y el Reino Unido de Gran Bretaña, éste consistió no en un tratado de libre comercio sino más bien en un acuerdo para la liberación de obstáculos no arancelarios para Estados Unidos y una base de 10% para los productos británicos, lo que ameritó para Keir Starmer, el premier británico, el rechazo de la oposición conservadora, que, señala, fue una mala negociación para Gran Bretaña al cuadruplicar los aranceles a productos ingleses en tanto se le retiran a los estadounidenses. Por otra parte, el relajamiento de las tensiones comerciales con China trajo un respiro a los mercados pero tampoco tiende al libre comercio, buscando evitar la desvinculación pero aplicando aranceles recíprocos que por lo pronto, quedaron en 30% a China y 10% a Estados Unidos por los próximos 90 días. Por su parte, la Unión Europea propone arancel cero ante la imposición estadounidense de 10% y más en el caso de los automóviles, gravados con 25%.

4.

De ahí que la perspectiva de la administración Trump sobre el acuerdo comercial Estados Unidos-México-Canadá sigue teniendo cierta ambigüedad, considerándolo una transición entre el TLCAN y algo mejor, pero el tío Trump insiste en no saber si es necesario y podría desecharse. Lo cierto es que en los propios Estados Unidos las políticas arancelarias están teniendo rechazo pues entre otras cosas, los precios de los automóviles han subido un 5% en promedio al igual que otros bienes importados, si bien se registra un descenso en los precios de la energía dado el menor precio internacional del petróleo, algo que, debido a la estructura impositiva de los energéticos mexicanos, no es perceptible en nuestro país.


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5.

Podríamos estar sujetos a otros vaivenes, como dice el titular de Hacienda, Edgar Amador, pero nuestra realidad dependerá de qué tanto se logre rescatar del acuerdo trilateral de comercio aún vigente. Ojalá.